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Luis Zamora Calzada

Jornada Electoral

El gran triunfador de la jornada electoral a la gubernatura del Estado de México ha sido el mismo de siempre: el abstencionismo. La gente no acudió a las urnas, simplemente la sociedad parece no tener una conciencia social de participación para la definición de escenarios políticos, económicos, culturales, educativos, entre otros, el gusto por la imposición en la toma de decisiones como un mal genético social no se supera en el imaginario colectivo de la entidad.

 

Los datos hechos públicos, salvo las variaciones que pudieran generarse, el 47.5% del padrón electoral no acudió a cumplir con su obligación y derecho constitucional de ejercer su voto, es decir, de una lista nominal de once millones trecientos diecisiete mil, seiscientos ochenta y seis (11, 317, 686) que tiene la entidad mexiquense, 5 656 003 no votaron.

 

Si bien se superó el 45 ó 46% de la lista nominal como participación tradicional de elecciones anteriores, lo cierto es que el 52.5% del cuatro de junio, no es un porcentaje que garantice democracia alguna, sobre todo por el significado inherente al dato mismo de abstencionismo, que generará nuevamente un gobierno legal pero no legítimo.

 

Del porcentaje de abstención se deduce la existencia de fallas en las instituciones electorales, quienes no han cumplido con la tarea social del mandato constitucional, para concientizar al padrón electoral respecto a su responsabilidad constitucional de ser ellos y únicamente ellos los facultados para otorgar el poder a los gobernantes en turno, en particular al entregar en cada jornada electoral a los sujetos electos la representación legal de todos los mexiquenses; la gran mayoría de los inscritos en el listado nominal parece no comprender el significado de que el poder radica esencialmente en el pueblo y el pueblo es ese padrón electoral utilizado en las elecciones.

 

Concatenado a lo anterior, la institución ciudadana Instituto Electoral estatal, es la encargada de generar esta conciencia en las personas, para ello cuenta con presupuesto para la promoción del voto desde lo establecido en la ley, que de ninguna manera se reduce al pago de algunos spots en radio o televisión para cumplir con esta responsabilidad, incurriendo en omisiones que abonan a la devaluación institucional y a la falta de credibilidad de sus consejeros totalmente cuestionados por sus actuaciones recientes, de quienes se dice han llegado al extremos de pretender hostigar a terceras personas por su participación en el proceso, asumiendo más el papel de instancia gubernativa y no de ciudadana que diluyen por sus hechos.

 

No se omite mencionar que el 3% del 52.5% de participación de la lista nominal, no se inclinó por ningún candidato, simple y llanamente nulificaron su voto, lo que puede ser sinónimo de un “abstencionismo activo”, desde esta óptica el porcentaje real, por llamarlo de alguna manera fue el 49.5%, menos del cincuenta por ciento de los facultados para entregar la representación del estado, lo que da resultados legales desde lo establecido, pero ilegítimos, al no ser esa la determinación de los integrantes del padrón electoral, logrando con estos datos el triunfo inobjetable del abstencionismo que no se supera en el país.

 

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