*Hace falta una legislación que tienda a combatir este mal de mil cabezas que se extiende
*La iniciativa privada trata de coadyuvar con las autoridades, pero no se ha podido avanzar
Por: RAUL MARCELINO VICTORIA
Por más que se lucha por combatir la corrupción en el país, no se llega a nada. El problema sigue en aumento. Ni la propia Procuraduría General de la República (PGR), Fiscalía o como se llame, ha podido con el problema, ello por la falta de autonomía para investigar, en el caso de los políticos asiduos a esta práctica. En este sentido los intereses son muy fuertes, la falta de interés político por llevar a cabo una auténtica legislación es una clara evidencia de que poco o nada se está haciendo al respecto. En el caso de los ciudadanos, la situación es mucho más compleja.
Es que la corrupción la vivimos cotidianamente desde el hogar, donde el papá o la mamá ofrecen dulces o dinero para mantener un secreto. De ahí el arraigo del problema que se disemina en todas las esferas: en la escuela, en el trabajo, en las organizaciones sociales, en la clase política y en las propias entidades de interés público; en los distintos niveles de gobierno, ni se diga.
Con la participación de 500 empresas fue creada la agrupación “Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad” se hace lo que se puede por evitar fugas de dinero de los erarios públicos; sin embargo, no se avanza por no contar con un instrumento legal que fortalezca su actuación. Empero han realizado importantes estudios que difunden y de alguna manera crean conciencia. Algo es algo.
Según estudios de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en 2007 México cayó seis lugares en el índice de percepción de la corrupción, al pasar del 135 al 129 en el contexto internacional, tomando en cuenta 180 países. No obstante, regionalmente es de los peores países con este mal entre los países de América Latina y el Caribe.
Transparencia Mexicana considera que en la Perla Mexicana en el sector público la corrupción alcanza los 29 puntos del 0 al 100; el problema va en aumento aun con la creación en 2016 del Sistema Nacional Anticorrupción, cuya actuación avanza a marchas forzadas.
En metafísica se dice que como es arriba es abajo, por lo que si no se aplican estrategias adecuadas para controlar a los funcionarios desde el más alto al más bajo nivel, las acciones negativas replican por doquier, pervirtiendo hasta a las corporaciones policiacas encargadas de resguardar el orden y las buenas costumbres.
En el plano familiar, por igual, como es arriba es abajo. Si los padres de familia no practican ni inculcan valores éticos y morales; si tienen en el descuido a sus vástagos, la corrupción cual bestia de mil cabezas seguirá vigente, se extenderá y contaminará al colectivo de niños, niñas, adolescentes y adultos. Ya lo decía el filósofo español, Fernando Savater que los hijos adquieren fuera del hogar conductas erróneas al convivir con amigos desorientados.