Por: RAUL MARCELINO VICTORIA
El priismo anda muy nervioso, teme que Ricardo Anaya gane la elección presidencial como ocurrió en el año 2000 con Vicente Fox Quesada y en 2006 con Felipe Calderón Hinojosa, personajes que sin coalición, con su partido Acción Nacional (PAN) derrotaron dos veces al PRI.
Ahora el temor es mayor por la mancuerna formada por el panismo y el PRD, de ahí los ataques, el balconeo de supuesto lavado de dinero en el que aparentemente se ve involucrado el ente blanquiazul. El grupo en el poder no quiere perder los comicios, aspira refrendar el triunfo, como en los buenos tiempos, los setentas años que estuvieron gobernando.
De ahí que abanderan a una persona que no es militante, pues están ciertos que entre las filas cupulares del tricolor no hay a quien irle, los cuadros destacados o están inmiscuidos con el crimen organizado o se han enriquecido de manera ilícita; pocos se salvan. La imagen priista está muy deteriorada.
Ante la posición del Revolucionario Institucional y su Procuraduría General de la República (PGR), que insisten en el supuesto delito de Anaya, el jurista y también panista Diego Fernández de Caballos ha declarado que nadie detendrá a Ricardo, “solo que lo maten”, lo que sería un grave error del sistema actual encabezado por el PRI, rebasaríamos el statu quo que se vive en Venezuela.
No es nuevo que los distintos cargos de elección popular se ataquen públicamente para ganar votos; sin embargo, lo que logran es balconearse mutuamente, sacar a la luz pública su manera errónea de actuar, quedando muy mal ante todos los sectores sociales en los planos local, estatal, nacional e internacional.
Esos los resultados de la transición democrática. Antaño, cuando gobernaba el PRI todo quedaba en el anonimato “los trapos sucios se lavaban en casa”. Hoy es otra la situación. Se llegan a utilizar a las dependencias gubernamentales como la PGR, Sedesol y el propio Centro de Información para la Seguridad Nacional (CISEN), para “comprobar malos” comportamientos.
En tiempos de Vicente Fox, o de Felipe Calderón, también se hacía uso de las dependencias para “evidenciar” a los oponentes; el objetivo era cerrar el camino al triunfo a quien ya había encontrado la vereda del mismo. El PRI tiene tanto miedo de perder que ha hecho a un lado las verdaderas tácticas para ganar las elecciones: difundir las propuestas para encontrar alternativas de solución a la problemática que afecta a millones de mexicanos.
Con mencionado dimes y diretes, Andrés Manuel López Obrador va avanzando en la preferencia de los electores, ya ha comprendido que “calladito se ve muy bonito”, optando por el “amor y paz”, eslogan jipi de los años sesentas. Tan es así que ni caso hizo a las declaraciones del escritor de ultraderecha peruano, Mario Vargas Llosa quien declaró en Europa que si ganaba Obrador en México llegaría un gobierno populista.
De los tres candidatos independientes que aparecerán en la boleta del INE, El Bronco, alias Jaime Antonio Rodríguez Martínez ha demandado que se investigue a fondo el caso de Anaya. Margarita Zavala y Armando Ríos Piter plantean que no se politice la justicia. La cultura del balconeo es sinónimo nerviosismo y debilidad.
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