Es lamentable que en pleno siglo XXI se siga explotando al ser humano a pesar de su preparación académica. Tal es el caso de los docentes que atienden a la población estudiantil de los niveles Medio Superior y Superior, donde perciben muy poco dinero por horas clase. Esta situación se da principalmente en las escuelas particulares, donde los dueños del dinero aprovechan el potencial de quienes tienen este perfil.
Para colmo, los propietarios de las escuelas privadas condicionan la contratación de los académicos firmando un documento renuncia por adelantado, para asegurarse que no habrá brotes de “insubordinación” para exigir derechos laborales como aumento salarial, salud, vivienda, entre otros.
Esa cruel situación se debe a las presiones del Banco Mundial y Fondo Monetario Internacional que recomiendan a los gobiernos “adelgazar” el aparato burocrático “para controlar el gasto gubernamental”; es decir, evitar las contrataciones, en el caso que nos ocupa, rechazar en el sistema educativo público a los académicos egresados de las universidades, tecnológicos o politécnicos.
De esa manera, mencionados organismos coadyuvan para que la Iniciativa Privada haga fuertes inversiones en la construcción de escuelas para captar al mayor número de estudiantes y cobrarles altas colegiaturas, ofreciendo más calidad en el rubro, al fin y al cabo esta les sale regalada al pagar bajos salarios a los profesionistas con Post Grado y Doctorado.
Los profesionistas con Post Grado y Doctorado que tuvieron la suerte de ser contratados por el sector público por igual perciben un salario que dista mucho de los estudios con que cuentan; no obstante, viven otro estatus social: tienen los derechos laborales ya mencionados, que sus homólogos no gozan.
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