Independientemente del color del semáforo de alerta por la presencia del COVID-19 en nuestra nación, en algunos estados y municipios no solo hay temor sino incertidumbre ante la dichosa reapertura económica que no lo es, pues no hay circulante.
Por eso los empresarios y los comerciantes de todos los niveles que se atreven a abrir sus negocios se encuentran con que hay poca gente en las calles y avenidas, por temor a ser contagiados, la mayoría de los habitantes permanecen encerrados en sus casas.
Los que se atreven a salir por alguna circunstancia no tienen dinero para realizar compras, mucho menos para degustar algún alimento fuera de casa. Por ello podemos decir que la economía sigue estancada aunque los gobiernos aseguran haber destinado millones de pesos para empréstitos, no se ve el dinero por ningún lado.
En el caso del gobierno federal, los funcionarios del gabinete hablan de que ya tienen en lista a un millón de empresarios y comerciantes para facilitarles dinero fresco, pero eso lo vienen diciendo desde hace más de dos meses. En tanto el sector productivo se descapitaliza por la falta de consumidores.
Quién sabe que criterios uso la federación para obtener una lista de un millón de prospectos para darles créditos. Si se basó en viejas listas de la Secretaría del Trabajo cometió un error, pues en pasadas campañas de empréstitos, la mayoría a la palabra, se acercaron personas sin escrúpulos para hacerse de dinero fácil.
Lo correcto era acudir a los padrones de los Ayuntamientos o a los datos del Instituto Nacional de Geografía y Estadística que ha realizado de manera profesional censos económicos. Lo más grave es que aun cuando se facilite dinero a gentes que nada tienen que ver con el sector productivo, no va a ocurrir la reactivación que tenía programada el gobierno federal.
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