El ejercicio del periodismo sigue siendo todo un peligro por la intolerancia de algunas personas que abusan de su ignorancia, del poco o mucho poder que les compartan sus superiores sean del ámbito empresarial, del sector público u obrero, y de la propia sociedad que se siente agredida por sufrir dilación gubernamental en casos de obra como guarniciones, banquetas, suministro de agua o drenaje, de alumbrado; construcción de aulas o reconocimiento de escuelas populares, pavimentaciones y varios más.
Si, la del gremio periodístico vive en ocasiones, las agresiones de elementos policiales, de logística gubernamental o de guarda espaldas de políticos, también padecen agresiones de empresarios; o de la sociedad, pues en las marchas en pos de soluciones a su problemática hay quien niega información del motivo de la movilización, muestran su coraje contra los periodistas aunque no hayan sido los que ocasionaron los problemas.
A pesar de que en materia de respeto a periodistas y defensores de derechos humanos se ha legislado para crear mecanismos que protejan a estos dos sectores importantes de la población, poco o nada se ha hecho. Las autoridades dicen que se trabaja en ello, pero la realidad es otra.
En la Fiscalía General de Justicia del Estado de México ya había una agencia para atender agresiones a periodistas; recientemente con la aprobación de la Legislatura mexiquense de la Ley de Protección a Periodistas y Defensores de Derechos Humanos, se sugirió lo anterior. Empero no ha habido ningún mecanismo de prevención. Es decir, hay desacato a una ley.
Ojalá ello no se deba a una lucha intestina entre el Gobierno del Estado de México y la FGJEM, por aquello de que la fiscalía ya es independiente y no obedece a los mandatos del gobierno estatal; de ser así, sería muy lamentable. Con tanta inseguridad no se debe caer en este contexto, se debe actuar con eficiencia y profesionalismo.
Leave feedback about this