Las aulas deben dejar de ser un lugar de represión y de angustia
*Destaca ediciones SUMAEM, en su libro “Relaciones Interpersonales de Aprendizaje en el Aula”
Las escuelas deben dejar de ser un lugar de represión y de angustia, tienen que convertirse en un espacio atractivo; donde se tomen en cuenta a los sujetos y los hagan partícipes en una relación basada en el amor que reconoce los fundamentos del conocer y aprender el sentir humano, se manifestó durante la presentación del libro “Relaciones Interpersonales de Aprendizaje en el Aula”, de ediciones SUMAEM.
En la sala “Benito Juárez García” de la Cámara de Diputados, Laura Cristina Colín Irineo, Antonio Hernández Ortiz, y Luis Zamora Calzada, presentaron en el marco del Día del Maestro, mencionada obra, como un aporte positivo más al quehacer educativo mexiquense.
Mencionados mentores, destacaron que en el libro En esta obra, el Sindicato Unificado de Maestros y Académicos del Estado de México (SUMAEM), propone reflexionar entre la teoría y la práctica con la finalidad de transformar la docencia y proponer el acercamiento cordial alumno-maestro.
Resaltaron que la obra se constituye a partir de cinco capítulos: I Funciones del Cerebro, II Productos de Cerebro, III Manifestaciones del Sujeto, IV Productos Sociales y, V Relaciones Interpersonales de Aprendizaje en el Aula.
Subrayaron que dicha estructura ha permitido recuperar diversos presentes de cada salón de clase como inteligencia, conocimiento y pensamiento que interactúan en una tira curricular, el perfil del maestro y los sentimientos de los alumnos en los que se intenta el aprendizaje de los contenidos establecidos en los planes y programas de los diferentes niveles educativos.
Y citan su sustento en los autores: José Iván Bedoya Madrid, Juan Delval, Paulo Freire, Erich Fromm, Hans George Gadamer, Emmanuel Levinas, Luis Alberto Machado, Huberto Maturana, Guillermo Gadamer, Edgar Moran, Wilhem Rottaus, Armando Ruiz, y Jesús Palacio, de quienes reconocieron su conocimiento académico.
Tras hacer algunas preguntas en torno a la justificación del porqué de la educación, los presentadores ya mencionados, enfatizaron que en una actitud inquieta, se ha podido reflexionar acerca del proceso educativo y la necesidad de una transformación de la docencia para lograr una sociedad con mayores perspectivas en todos los ámbitos personales y sociales reconociendo en primer término que la docencia realizada en las condiciones actuales han ocasionado que muchos de los egresados de las escuelas lo hagan con carencias académicas diversas, visibles y palpables; como la no comprensión de textos, el nulo manejo de contenidos de diversas asignaturas, las grandes dificultades para poder producir textos, los bajos niveles de lectura, entre otros.
Que desde ese planteamiento, la necesidad de transformación de la docencia al proceso educativo se le interpreta como la interacción de los educandos y educadores, “desde los contenidos curriculares este proceso debe pretender que los alumnos tomen decisiones dentro y fuera de la escuela, desde un pensamiento libre, que les conduzca a la concienciación de su entorno para ser parte y actuar en su evolución inicialmente; a este proceso netamente áulico se le conoce como Relaciones Interpersonales de Aprendizaje en el Aula, a la que nos referimos en esta propuesta para transformar nuestra materia de trabajo”.
Asimismo, el libro hacen la propuesta que los componentes de las relaciones interpersonales en el aula son: el alumno, los temas curriculares y el maestro. Del primero enfatizan la necesidad de dignificarlo como un ser humano racional, con sentimientos, reflexivo, espontáneo y creativo; muchas veces con limitaciones personales o sociales, inseguridades, dolores, tristezas y falta de atención en la realidad en que vive, “al que no es suficiente amarlo, es necesario respetarlo a partir de sus referencias y no el hipotético que aun no comprende”.
Que por tal motivo, el proceso educativo debe facilitar a los alumnos las condiciones para desarrollar su conocimiento e imaginación, su sentimiento y su solidaridad, su formación en el cultivo de la sensibilidad, el intelecto y la moral; expresar libremente sus ideas, ser él mismo que experimente la felicidad que le permita la comprensión de las actividades que se generan en el aula, que pueda gozar de una discusión académica, de una conclusión, de una toma de decisiones, sin limitarlo a la conceptualización, al apunte, o en un acto extremo, a la calificación.
Del segundo componente mencionaron, los temas curriculares establecidos en los planes y programas de los niveles educativos (conocimientos científicos, humanísticos, artísticos y tecnológicos). Y consideraron al maestro como el tercer componente en donde recae el propósito de la transformación de la docencia, al cual socialmente se le considera como creativo, con conciencia y sensibilidad para aprender y generar condiciones de aprendizaje; paciente para inducir a la disciplina y constancia en las actividades áulicas, recio y a la vez bondadoso para orientar las conductas; culto e informado para ayudar los que tienen menos referentes culturales e informativos.
La propuesta pedagógica apuesta por la interrelación y/o interacción que pueden tener los sujetos en plena formación para que puedan compartir experiencias, sus saberes, sus referentes de conocimiento al interior del aula, con el propósito de aprender juntos. Y respecto a los valores, precisaron la necesidad de crear en el aula un ambiente de respeto reciproco de la autonomía del otro, por lo que la escuela dejará de ser un lugar de represión y angustia, convirtiéndose en un espacio atractivo porque toma en cuenta a los sujetos y los hace partícipes, en una relación basada en el amor que reconoce los fundamentos del conocer y aprender, el sentir humano.
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