Luis Zamora Calzada

AYOTZINAPA

Los alumnos de la Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa, no son violentos ni agresivos, como lo pretenden hacer creer un reducido número de personajes en Iguala, para crear confusión y un ambiente de rechazo a la comunidad estudiantil.

Mi corta estancia en esa escuela formadora de maestros, me permite asegurar que sus estudiantes inician su toma de conciencia en la gran desigualdad social y pobreza que caracterizan a sus familias, las carencias por subsistir en la institución y la solidaridad que se genera entre ellos, acompañado de metas en sus pensamientos, entre otros ayudar a su gente, cambiar las condiciones de pobreza extrema, servir a sus pueblos.

En cada muro de la Normal está presente Lucio Cabañas, su lucha, su ideario, la forma sencilla de entender y explicar probables formas para combatir las desigualdades, las injusticias, los abusos, la inequidad aberrante que impera y la forma excesiva de uso de la fuerza del ejército para provocar su muerte; su presencia se siente, en el ambiente flota algo diferente a otras escuelas, quizá sean sus enseñanzas.

El espíritu del Siervo de la Nación, Don José María Morelos, también ronda en la escuela, la didáctica va acompañado del estudio de las estructuras que integran el poder ejecutivo, legislativo y judicial establecida en la Constitución Política de nuestro país y el papel que han jugado en las condiciones que imperan, de ahí el sentido crítico que les caracteriza, sin que esta asignatura sea parte de su tira curricular.

No son guerrilleros como lo dijeron voces descalificadas, son jóvenes con ganas de vivir, de estar con México, como muchos otros alumnos con quienes tuve la oportunidad de convivir en la Normal 1 de Toluca, en la Universidad Pedagógica Unidad 151, en los Centros de Actualización del Magisterio, en particular la de San Felipe del Progreso, donde la oportunidad pedagógica ha permitido prestar mi labor docente.

Por esta razón el rechazo tajante a los hechos violento y la exigencia de justicia y libertad, porque la muerte de los alumnos, la descomposición social en Iguala y en otra partes del país, Tlatlaya, los salarios de hambre, la inseguridad, los abusos, la explotación de la pobreza, la vulneración del estado de derecho, porque el pueblo tan indiferente en su mayoría ante hechos inaceptables, son preguntas, muchas preguntas que entre todos tenemos la obligación de contestar.

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