El periodismo en México y la libertad de expresión sufrieron otro golpe con el asesinato del fotoperiodista Rubén Espinosa, junto con cuatro mujeres, el pasado 31 de julio; tiempo desde el cual cambian una y otra vez las versiones de los hechos, pero nada apunta a un rápido esclarecimiento, como ya es común en este país, donde se alargan y se alargan las investigaciones hasta que todo el descontento se esfuma, hasta que un nuevo periodista aparece muerto.
Rubén, quien colaboraba con la revista Proceso, vivía en la capital del país, luego de salir de Veracruz, de donde se autoexilió por temor a la represión, presuntamente, por parte del gobierno estatal, directamente del gobernador priista Javier Duarte. Aunque es algo que no se puede confirmar, la prensa y la ciudadanía que se ha solidarizado con la muerte de este periodista han exigido que el mandatario veracruzano sea investigado y es que lamentablemente, durante varias administraciones, en esta entidad se han cometido varios crímenes contra periodistas, que igualmente fueron torturados y asesinados, pero además, coincidentemente estos reporteros publicaron hecho de corrupción o abuso de poder de autoridades municipales o estatales, o sobre el crimen organizado.
Según datos del Comité de Protección de Periodistas, organización internacional con sede en Nueva York, desde que Javier Duarte asumió el cargo de gobernador de Veracruz en 2010 13 periodistas han sido asesinados. Once dentro del estado y dos después de abandonarlo, además tres están desaparecidos.
Duarte también es señalado por el ambiente negativo para el ejercicio de la libertad de expresión en Veracruz. Ha acusado a los periodistas de estar relacionados con el crimen organizado. Ha encarcelado a blogueros y amenazado a un fotógrafo con terminar tras las rejas por denunciar la aparición de autodefensas en el estado.
Lamentablemente es una situación que se extiende a todo el país, incluso, cabe recordar, que México es uno de los países más peligrosos del mundo para ejercer el periodismo, sólo está después de las naciones del medio oriente que se encuentran en guerra.
Y el Estado de México no está excluido, según los mismos periodistas mexiquenses, quienes se manifestaron y exigieron justicia para Rubén. Asimismo, recordaron que el año pasado el hijo de Indalecio Benítez, periodista del sur del estado, falleció, luego que la estación de radio donde se encontraba sufrió un ataque.
En la entidad los primeros en manifestarse fueron los reporteros del Valle de Toluca, posteriormente, en el municipio de Ecatepec, uno de los más violentos del país, periodistas del Valle de México realizaron una velada en la explanada del palacio municipal.
Los colegas periodistas mexiquenses coinciden en que su muerte pudo haber sido por represalia ante las fotografías que publicaba; sin embargo, las líneas de investigación siguen abiertas, que van de esta, de represalia hasta el robo.
Pero también coinciden en que más allá del móvil del crimen, es un golpe fuerte para el periodismo, pues no existe un lugar para refugiarse y ejercer libremente el periodismo.
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