Fracaso Del Autoritarismo En Educación
En 2012 el llamado pacto por México (PRI, PAN, PRD) implementó entre otras la “reforma educativa”, de manera autoritaria el estado mexicano impuso modificaciones a la constitución en perjuicio de los docentes; acción que constituyó el cobro de facturas políticas para actuar impunemente contra los maestros, para justificar enarboló el combate a la corrupción, la venta y herencia de plazas, así como la pérdida del control del servicio educativo, entre otros.
Impuso a través de los medios el calificativo de “mala calidad educativa”, imputando como único responsable al maestro mexicano, por supuesto nunca se especificó en qué consistían; omitió señalar que los males históricos del sistema educativo fueron consentidos y alentados por el propio estado, para garantizar al partido dominante votos que le permitirían mantener en el poder a sus elites, quienes no están dispuestas a perder sus canonjías.
Los primeros actos de la imposición de la reforma educativa fueron en contra de los maestros, en su mayoría ajenos a las rencillas y desencuentros políticos entre los grupos de la administración burocrática y sindical, que arrastraron la imagen del docente al descredito que continua en aumento.
En medio del desconcierto, la Ley General del Servicio Profesional Docente se convirtió en el instrumento para legitimar el poder del estado sobre el deteriorado servicio educativo y agraviar a los docentes, el mecanismo que se diseño fue la evaluación para el desempeño a aplicarse en otra etapa del 4 al 24 de noviembre de este año.
Esta evaluación no depende de la capacitación y formación adecuada de los maestros para ejercer la docencia con libertad, creatividad y dignidad; tampoco de los contextos socioeconómicos donde realizan su labor, de los ambientes propicios para facilitar el aprendizaje; mucho menos de la voluntad de los padres de familia para participar en la educación de sus hijos y de los apoyos necesarios para realizar su trabajo, que nada tienen que ver con la prueba de opción múltiple de la evaluación del desempeño, que tiene apanicados a los profesores en el estado y en el país.
La Ley General del Servicio Profesional Docente a manera de consuelo y para permear en el profesorado, a quienes obtienen resultado de “aptos”, se promete estímulos económicos y profesionales que no terminan de definirse; los “no aptos” tendrán la “maravillosa oportunidad” de recibir capacitación y acompañamiento de tutores que no se ven por ningún lado, lo que permitiría mejorar su responsabilidad docente y estar en posibilidades de aprobar la evaluación para permanecer en sus trabajos.
Lo cierto es que todo ha quedado en promesas, a la fecha muchos evaluados como aptos no reciben el estímulo anunciado y los no aptos están en espera del tutor para recibir la capacitación y asesoría anunciada, para desvanecer los riesgos establecidos en la autoritaria reforma al artículo 3ro. Constitucional.
De manera concatenada los contextos socioeconómicos donde laboran los maestros están igual, no se han alterado a partir de la reforma, la pobreza, marginación, inequidad que eran una característica están sin cambios o han empeorado, los ambientes de aprendizaje están en relación directa a esas tercas realidades que se resisten en modificar; la capacitación a docentes se reducen a sesiones de información y talleres, con un aumento feroz en la exigencia de más carga administrativa sin sentido, ni utilidad directa a mejora alguna del alumnado, constituyéndose en el instrumento de represión de la burocracia dominante.
El aprendizaje con libertad es una utopía, todo queda en spots tan repetido en radio y televisión, en las aulas no se aprende a aprender, se harta al maestro, y se pierde el sentido de lo pertinente y relevante, en este país de “spotlandía” la publicidad engaña y pervierte, daña la imagen docente, distorsiona la realidad y consume altos montos económicos del presupuesto destinado a la educación.
La irracionalidad burocrática no entiende que sus mensajes pagados no mejoran la educación, ni el desempeño de los docentes, tampoco supera el incumplimiento de lo establecido en la Ley General del Servicio Profesional Docente, lo que constituye por sí mismo su fracaso y el de la llamada reforma en la materia.
El engaño del estado es un fracaso de la verdad, la desconfianza se antepone al compromiso y sin esto, los resultados serán una equivocación, un riesgo, y el fracaso total de una imposición autoritaria de la mal llamada reforma educativa, que ignoró a los maestros, a quienes secuestro su libertad pedagógica y les arrebato la palabra y la voz calificada en su ramo, que tardará años en recuperarse, sobre todo si el docente no está dispuesto a participar y despertar del letargo de sus propias limitaciones, que ahonda el estado.
Leave feedback about this