Ya analiza estrategias que se aplican en diversos países, para moldear un modelo para nuestro país
El paquete más grande, pesado y problemático que tendrá el presidente electo Enrique Peña Nieto, sin lugar a dudas será la inseguridad. No en vano, en su gira por diversos países del mundo, ha estado estudiando, junto con su equipo de asesores, las estrategias que implementan algunos gobiernos para disminuir el flagelo que fractura el tejido social; que crea incertidumbre, ahuyenta las inversiones y que incluye en la decisión de los empresarios de cerrar sus negociaciones por el pánico existente, amén de las amenazas de las cuotas que exigen ciertas mafias.
De hecho, al visitar naciones hermanas de Latinoamérica, invitó como asesores a especialistas de Colombia, para que asesoraran en el tema al gabinete que habrá de encabezar por espacio de seis años. Y recientemente, en Europa, pidió información a las autoridades, de cómo funciona la gendarmería nacional.
Peña Nieto ya piensa cómo reestructurar a las policías municipales que tienen la encomienda de vigilar las sanas y buenas costumbres en las ciudades mexicanas, ya que en la mayoría de los municipios, las corporaciones le están fallando a la ciudadanía, inclusive, algunos elementos se han coludido con diversas mafias. De ahí tanta impunidad.
En la época de Enrique Peña, como gobernador del Estado de México, políticos planteaban la creación de una sola policía, para que haya un mayor control en el ámbito que hoy nos ocupa y, de esta manera dar mejores resultado: bajar en 50 por ciento los índices de violencia. A la vez, se contempla de esta manera mantener un estrecho control del personal policial, así como asestar fuertes golpes a los grupos que tienen en jaque a los sectores sociales.
Tal vez, por eso, tomando en cuenta esa sugerencia, ahora quien habrá de conducir los destinos de la perla mexicana prevé la creación de la Gendarmería Nacional, que como su nombre lo dice, giraría en torno al respeto absoluto al país, basándose en un código de ética que va más allá de la simple capacitación.
Vaya que si hace falta ver de fondo el problema que repercute en lo social, lo político y en lo económico. Por ello, la preocupación de Enrique Peña Nieto, de garantizar la estabilidad en el país, para que los mexicanos seamos dignos de confianza, ya que los inversionistas no van a invertir sus capitales en lugares inseguros.
Ya basta que en lugares públicos, como los estadios de fútbol, policías municipales se ensañen con ciudadanos; los golpeen y sus autoridades superiores digan que los medios de comunicación maximizan este tipo de problemas, y luego salgan con que les van a dar capacitación, capacitación que antes de contratarlos como guardianes del orden, debió haberse garantizado.
Basta de palabras burlonas de funcionarios como el secretario de Seguridad Ciudadana del Estado de México, Salvador Neme Sastré, quien dice a los medios de comunicación que si bien es cierto han sido desmanteladas bandas, y se han detenido o acribillado a peligrosos delincuentes, la entidad se encuentra en calma.
Los habitantes de los Estados Unidos de Norteamérica demandamos, exigimos a las autoridades federales, una política que detenga la ola de violencia; ya no queremos ver en los rotativos matutinos y vespertinos, gráficas de asesinatos. Ya no queremos ver en la televisión escenas de violencia, cual si estuviéramos en un país en guerra. Queremos seguir siendo el país de hace 30 años, en el que los mexicanos les decíamos a los extranjeros “mi casa es tu casa”, a manera de cortesía. Queremos que las calles de las ciudades vuelvan a ser seguras, donde podamos caminar a cualquier hora del día sin temor de ser asaltados, secuestrados o asesinados. A Enrique Peña Nieto le tocó bailar con la más fea, como dice un proverbio popular. Por eso, tendrá que atender el asunto con mucha inteligencia.