La semana pasada, en este mismo espacio, hablamos del motín que se registró en el Centro Preventivo y de Readaptación Social de Tlalnepantla “Juan Fernández Albarrán”, mejor conocido como el penal de Barrientos, principalmente hablamos de la sobrepoblación carcelaria y de algunas medidas que ha impulsado el gobierno del Estado de México.
En ese artículo sólo se hizo una mención acerca de la corrupción de las autoridades carcelarias, así como de los abusos que cometen los custodios.
Pero como era de esperarse, porque siempre sucede así cuando ocurren hechos similares al de Barrientos, salieron a luz pública todas las anomalías –o al menos algunas- que se ejercen en este centro, al parecer permitidas por José Luis Vega Carmona, por lo que se le separó de su cargo como director de este penal y se le inició proceso administrativo.
Días después de la riña, que derivó en la fuga de tres reos, elementos de la Comisión Estatal de Seguridad Ciudadana, con apoyo de la Secretaría de la Defensa Nacional, revisaron el lugar y aseguraron 155 pedazos de metal en forma de punta, 97 pica hielos, 85 gurbias (navaja en forma de cuneta para realizar grabados en madera), tres navajas, cuatro cuchillos, 22 martillos artesanales, 53 tijeras, 42 pedazos de metal sin punta, 28 arcos de metal, 33 cubiertos metálicos, 35 garrotes de madera, 133 palos, ocho planchas, una licuadora, una laptop, 10 parrillas, una radio grabadora, 10 mp3, 12 bocinas, un grabador de discos, 2 mil 600 discos pirata, dos DVD y 32 mil 486 pesos en efectivo.
El dinero no sorprende, pues los reos deben contar con recursos para pagar a los grupos de internos más poderosos por su seguridad, también existen denuncias en otros penales que tienen que pagar a los custodios para recibir un trato más apegado a los derechos humanos, por estar en áreas menos peligrosas, por tener todos esos objetos que encontraron, por tener mayores privilegios, en general, se tiene que pagar por todo.
Y todo esto que sucede es a la vista de las autoridades penitenciarias, que no cuenten que ellos no sabías porque los reos todo lo tienen escondido.
Ahora ya se “sustituyó”, más no destituyó, al director del penal y se le sigue proceso, sin embargo eso no significa que las cosas vayan a mejorar en Barrientos, pues es toda una cadena de corrupción, cuyos eslabones son las personas que trabajan ahí.
El cambio debe ser profundo de lo contrario estos centros seguirán siendo escuelas para formar más criminales y sitios desde donde sigan operando los delincuentes; quizá en muchos años no se repita un hecho como el reciente, pero en unos meses volverán aparecer otros artefactos como los confiscados por la Comisión Estatal de Seguridad Ciudadana y el Ejército.
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