El acoso escolar, que en los últimos años se le llama bullying (que en español significa tiranizar o intimidar), siempre ha existido, sin embargo con el paso de los años se ha incrementado, es mucho más violento y trasciende a través de las nuevas tecnologías. Esto último por un lado pudiera ser positivo, pues se identifica y, en algunos casos, se sanciona a los agresores; pero también resulta una cuestión negativa, el exhibicionismo de quienes comenten dichos actos y el morbo y la complicidad de quienes graban la acción y/o lo observan.
Según datos de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), de 2011 a 2013 aumentó 10 por ciento; pues existía un reporte de que 30 por ciento de estudiantes de primaria había manifestado haber sido víctimas de bullying, cifra que creció a 40 por ciento en 2013.
Pero además, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), a principios de año, informó que México ocupa el primer lugar a nivel internacional de mayores casos de bullying a nivel secundaria.
Durante el mes de mayo, diferentes medios de comunicación ha exhibido diversos casos de bullying, el más alarmante el del estudiante de secundaria Héctor Alejandro Méndez, de 12 años de edad, quien fallecido luego de permanecer varios días internado en hospital de Ciudad Victoria, Tamaulipas, de donde era originario, tras haber sido golpeado y azotado por cuatro compañeros de la misma escuela.
Sin embargo, para los padres esto no es un caso de bullying, fue un asesinato, por lo que exigen cárcel para los cuatro menores, la profesora responsable de la clase en la que sucedió el incidente y la subdirectora del plantel Número 7, estas dos últimas ya cuentan con orden de aprehensión según la Procuraduría General de Justicia de Tamaulipas, la segunda ya tiene un amparo.
A Héctor lo tomaron de brazos y piernas el 14 de mayo, sus cuatro compañeros lo columpiaron y lo aventaron de cabeza en dos ocasiones, los golpes le causaron muerte cerebral y su fallecimiento, informó el secretario de Educación estatal, Diódoro Guerra Rodríguez, una semana después de la muerte.
El presidente Enrique Peña Nieto, al reunirse con los padres del menor, se comprometió a girar instrucciones para que se dé con los responsables.
Mientras que la Secretaría de Educación Pública (SEP) anunció que activará en el último trimestre de este año un programa piloto para prevenir y reducir el acoso escolar en escuelas de preescolar, primaria y secundaria de México.
Pero por qué hasta estas alturas, siempre tiene que ocurrir un incidente grave para que las autoridades actúen; dónde está el papel de los profesores, han sido rebasados por los alumnos.
Y los padres, qué valores están inculcando a sus hijos, quizá muchos de estos menores acosadores viven situaciones similares en sus casas, son agredidos por los mismos padres, hermanos o parientes mayores, como el caso del niño Owen en el Estado de México, quien sufrió supuesto maltrato, dignosticado con hematomas y golpes en mejillas, tórax, abdomen, extremidades inferiores y superiores, dolor intenso y traumatismo en área inguinal; así como una perforación intestinal.
Y este es sólo un caso de los muchos que se desconocen, de menores que llegan a la pubertad con ejemplos de violencia, con ira y coraje por el maltrato al que son sometidos, lo que los lleva a actuar de la misma manera y ejercen violencia contra otros.
Leave feedback about this