Enero terminó, pero aún se resienten los embates de su cuesta, y es que muchos productos, básicos y no, subieron de manera espeluznante, mientras que los salarios de los mexicanos se mantuvieron bajos.
Para los trabajadores mexiquenses del servicio público existe una esperanza, que aprueben su demanda del 15 por ciento de aumento a su contrato laboral, como lo planteó el SUTEyM, en días anteriores.
Pero muchos, la gran mayoría, se tendrá que apretar el cinturón y privarse de algunos lujos (como comer carne todos los días) para poder salir a raya cada quincena.
Dicen que con la reforma energética le irá mejor a los mexicanos, que el precio de gasolina, el gas y la luz bajarán, pero para cuándo, pues el golpeteó de cada mes se reciente cada vez.
Mientras que con la reforma fiscal todos andan vueltos locos, en especial la gente de las misceláneas, tortillerías, peluquerías y la micro y mediana empresa, quienes ahora tendrán que dar facturas electrónicas para que el fisco los tenga bien checaditos y no se les valla un peso de impuestos, pero eso sí, a los grandes capitalistas les perdonan todo.
Bueno y los que cobran por honorarios andan con pocos pesos en la bolsa, pues en lo que hacen todos sus cambios, su pagos están parados y, seguro, para cuando estos lleguen ya los deberán y adiós dinero.
En lo que respecta a cifras, en los primeros 15 días del mes, los precios al consumidor aumentaron 0.68% más que lo estimado por el consenso de analistas, que esperaban 0.63%, sobre todo por el efecto de los cambios fiscales aprobados en la reforma hacendaria.
De esta manera, la canasta básica se disparó 1.33 y 6.46% en variación anual, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
El refresco fue uno de los productos que más aumentó, al ser uno de los productos más consumidos en México.
En tanto, la inflación anual en frutas y verduras fue de 12.4%, y en energéticos, de 9.67 por ciento.