En México existen 51 municipios con menos de 2 mil habitantes, estos son los que reciben menos recursos, donde no siempre están presentes los programas sociales, los más alejados de las ciudades, por lo tanto, muchas veces olvidados, por lo tanto, los más pobres del país.
Aquí los niños y jóvenes no tienen grandes oportunidades de desarrollo, con trabajos cursan la escuela, y junto con sus familias, sobreviven de lo poco que les puede dar el campo o de empleos temporales mal pagados.
Esta situación ha orillado a estas juventudes, incluso a los menores, a ser parte del crimen organizado, a tomar un arma y matar a miembros de su comunidad, a sus vecinos, a sus hermanos.
A penas el mes pasado, el alcalde de Santa Ana Maya, municipio vecino de Michoacán, realizaba una huelga de hambre a fuera del Senado de la República, exigiendo que su municipio, dentro de esos 51, recibiera más recursos para poder hacer algo más para la población.
Ygnacio López Mendoza levantó su huelga el 22 de octubre, después de que el Senado comprometiera una partida especial para estos ayuntamientos, incluyendo el michoacano.
Sin embargo, el crimen organizado de esta región se enteró y le exigió al edil que compartiera estos recursos, además de seguir cumpliendo con su cuota mensual, según denunció el mismo López Mendoza.
Este hombre también sacó a la luz que todos estos municipios viven extorsionados, amedrentados por la mafia, sin embargo, al ser localidades olvidadas, los diferentes gobiernos y autoridades no hacen nada por revertir esta situación y por eso la misma población crea autodefensas.
“La inseguridad es algo que nos está afectando, es algo que todo mundo lo sabe pero nadie lo dice, ¿por qué? Porque nosotros tenemos que lidiar con la delincuencia organizada, tenemos que pagar intereses a ellos y es algo que nadie lo dice”, denunció el municipio en un importante medio de comunicación.
En estas localidades existe un vacío gubernamental, al grado de que cualquiera puede ser levantado, llevado al monte o cualquier vereda, ser torturado hasta que la muerte llegue, como sucedió con Ygnacio López Mendoza.
El alcalde de 60 años fue ubicado, el pasado 7 de noviembre, sin vida, en la carretera estatal Acámbaro-Santa Ana Maya-Moroleón; días antes había recibido una llamada amenazante.
Ricardo Baptista, director ejecutivo de la Asociación de Autoridades Locales de México, ha informado que desde el sexenio pasado a la fecha han sido asesinados 47 presidentes municipales.
Esperemos que las autoridades den las explicaciones correspondientes, pero más que eso actúen a favor de estas comunidades, realmente brinden oportunidades a la juventud para que no sean los próximos sicarios de este país.