Por más que intenten parecer que las cosas se resuelven en México, que la situación no es tan difícil como parece y que prevalece el Estado de Derecho, en las calles percibimos que pasa todo lo contrario.
A las manifestaciones de inconformidad cada vez se suman más ciudadanos y se acumulan más reclamos. Hay una chispa encendida, una chispa que encendieron los mismos gobiernos, quienes están obligados a transformarse.
Enrique Peña Nieto no puede andar como si nada, pues Ayotizapan, Tlatlaya y todo lo que se ha ido acumulando en estos días, le han cobrado la factura y su prestigio a nivel internacional se ha desplomado.
La revista Forbes indicó que en la lista de las personas más poderosas del mundo, conformada por 72, el presidente mexicano cayó 23 puntos, pasando del lugar 37 al 60.
El mandatario mexiquense, como muchos otros, prometió en campaña acabar con las guerras de drogas, sin embargo quedó expuesto abiertamente algo que ya todos los mexicanos sabíamos, que el gobierno está involucrado con el crimen organizado.
En el caso de Ayotzinapa ya fue detenido el alcalde de Iguala y su esposa, acusados de la desaparición de 43 estudiantes normalistas y tener vínculos con la célula criminal Guerreros Unidos. Está bien que esto haya sucedido, era obligación de las autoridades de detener a los criminales (que aún faltan más), sin embargo esto no significa que ya se haya hecho justicia, pues aún se desconoce el paradero de los estudiantes y no hay nadie que garantice que hechos como este no volverán a ocurrir.
En México es muy común que pasen estas cosas, que den largas a las investigaciones, le apuestan al hartazgo y al olvido para que la justicia nunca se haga presente, como es el caso de los pequeños que fallecieron en la Guardería ABC, y lo traigo a colación porque padres de estos niños se han sumado al movimiento originado tras los sucesos de Ayotzinapa. En la última marcha, uno de ellos sostuvo que al gobierno no le importa que los mexicanos le sigan regalando su sangre.
En este país, todos los que protestan se siente señalados y con el temor de que algún día les suceda algo, porque, como ya se ha expresado, no hay confianza en las instituciones por el sinfín de veces que han defraudado, no hay confianza en la policía, pues está corrompida y bajo el mando del crimen organizado.
Entonces dónde está ese Estado de Derecho que todos los políticos están secundando y que hasta falso se escucha tras conocer noticias donde Arturo Montiel es protagonista; el ex gobernador del Estado de México es buscado por la Interpol acusado de sustracción de menores, pues se quedó con sus hijos a pesar de que la madre tiene el derecho de custodia.
Y bueno también hay que pedir explicación al gobierno estatal que ha sucedido con los policías que no cumplieron con el control de confianza por presuntos vínculos con bandas delictivas; el gobernador Eruviel Ávila indicó que se les está dando de baja, pero nunca aclaró si se ha abierto un proceso en su contra, lo que hace suponer que fueron echados a la calle, donde delinquirán y se repetirán las historias de todos los días.