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Articulo.-Surge Rayo de Luz en las Montañas de Lerma

*La organización buscará participar en la solución de problemas por los que atraviesan la cultura Otomí

*Impulsarán el tratamiento de enfermedades, de manera científica y tradicional

“Yo soy maestro federalizado jubilado, pensaba ya descansar, pero como están las cosas en mi país; tanta violencia, tanta inseguridad, tanta pobreza, mejor decidí seguir trabajando, haciendo mi aportación para que mi nación sea mejor. De hecho, en mi municipio presenté un plan a las autoridades y me lo aprobaron, para coadyuvar a que disminuya la delincuencia”, manifestó con una mezcla de coraje y entusiasmo, Juan Villarreal y de los Santos, quien vive en Cuautitlán Izcalli, pero que se ha sumado al movimiento Rayo de Luz.

En una dirección de Zacamulpa Hiuitzizilapa, en la montaña de Lerma, se reunieron diversos ciudadanos de varios estratos sociales: médicos alopatas, curanderos tradicionales, herreros, dirigentes sociales, maestros, historiadores y amas de casa para conformar la organización civil Rayo de Luz, que como símbolo tienen al Ying-Yan; a la Lunar (que significa pensar) y al Sol (que significa sentir).

La idea es rescatar las tradiciones ancestrales de la cultura Otomí, que es la predominante en dicha montaña. El proyecto va en serio, hablando desde el punto de vista intelectual-conocimiento, y conductual.

Rayo de Luz es un nuevo movimiento, como muchos otros que nacieron o nacen para contribuir a que las cosas cambien de raíz en los distintos colectivos, ya que debe de prevalecer la armonía entre los seres humanos, así como el crecimiento espiritual y personal, que nos llevan en realidad al éxito.

Para empezar, los organizadores, la licenciada en historia  Susana Ballesteros, y el médico e intelectual Tomás Alvarez King, propusieron llevar a cabo una compilación de ideas para irlas aterrizando en programas; que en un lapso no muy lejano se deben de poner en práctica para contribuir a solucionar la problemática por la cual atraviesa la cultura Otomí.

A la par, mencionados personajes dieron a conocer que se llevarán a cabo una serie de cursos y talleres, que permitirán tener una visión distinta de lo que se vive de manera cotidiana; para ir alcanzando paulatinamente ese crecimiento espiritual y material que tanta falta hace para que haya una transformación profunda de las personas, y que se vean como seres humanos que tienen una misión en este plano tierra, a donde venimos a sembrar y cosechar algo, no a destruirnos, como se viene concibiendo desde hace tiempo.

Para “romper con el protocolo occidental”, que es el de la ceremoniocidad fingida e hipócrita, los organizadores ya mencionados conminaron a los asistentes presentarse uno a uno a los demás, y de paso, hablar a groso modo de lo que se dedican y qué les agradecería realizar para ver mejor su entorno. Y así fue, cada cual habló lo que desde hace tiempo sentía u oprimía sus adentros. Allí se mencionó que habrá de darse servicio a la población enferma, mediante métodos científicos o naturales.

Al término de la constitución de la organización Rayo de Luz, se compartieron los sagrados alimentos; una suculenta comida Otomí hecha, platillos de espinacas; nopales con chícharos, queso, cilantro, jitomate y chile, acompañados con agua de tuna media simple o con un exquisito pulque, ambos bebidos en jarritos de barro.

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