El gobernador del Banco de México y el secretario de Hacienda, Agustín Carstens y Luis Videgaray, admitieron lo que la sociedad mexicana ya sabía, porque así lo siente en sus bolsillos, que en el futuro inmediato de la economía nacional no luce nada halagüeño.
Y si ellos ya lo admitieron, por qué el resto de los políticos no, por qué siguen insistiendo que al aplicar las reformas de Enrique Peña Nieto el panorama para México será mejor, la economía crecerá, habrá mayores empleos mejor remunerados, etcétera, etcétera.
¿Por qué no decir las cosas como son? ¿Por qué se aproximan las elecciones?
Los funcionarios federales participaron en la Convención Bancaria número 78, en donde Carstens dijo que “sería erróneo” pensar que el futuro está “exento de problemas”.
También dijo que la economía mundial está en un periodo complejo, que impacta en la economía mexicana y ese panorama se mantendrá por un tiempo más.
Informó que los bajos precios del petróleo se mantendrán por un tiempo prolongado; las tasas de interés de Estados Unidos comenzarán irán en aumento; y “la actividad económica global continúa mostrando un comportamiento muy débil”.
Todo en su conjunto –dijo- ha causado la volatilidad de los mercados financieros internacionales.
Mientras que Luis Videgaray, no más optimista, también señaló que la caída del petróleo ha afectado mucho al país, pero además no será algo transitorio, los bajos precios se mantendrán por un tiempo considerable.
Sobre la política monetaria de Estado Unidos, indicó que será un reto significativo.
“Nadie sabe con precisión cuándo van a subir las tasas en Estados Unidos ni sabe cómo van a subir las tasas en Estados Unidos. De lo que no hay duda es que van a subir y tenemos que estar preparados”, comentó.
Y la ciudadanía es la que tiene que estar más preparada, para amarrase el cinturón, pues los recortes a los que verdaderamente afectan es a la población, aunque digan lo contrario.
Ahora, el precio del huevo ya volvió a dispararse, junto con otros productos, y no dudemos que el resto de los productos de la canasta básica también se disparen.
Estas cuestiones no afectan a la clase política ni a las cúpulas empresariales, pues a ellos el alimento nunca les falta; y ya ven, hasta el mismo Videgaray, se puede comprar lujosas viviendas.
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