Editorial

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Hablando de elecciones

Cada vez que hay elecciones en el Estado de México, se dice que son el “parteaguas”, por el número de votantes, pues hoy día el padrón electoral es de 11 millones 223 mil votantes, y la lista nominal es de 10 millones 257 mil 437 ciudadanos, de un total de 15 millones de habitantes. Por eso, los partidos políticos con registro nacional hicieron hasta lo imposible por realizar campañas mediáticas en los medios electrónicos para ganar el mayor número de votos. 

Así, aun cuando los mensajes de las tres fuerzas políticas: Partido Revolucionario Institucional, Partido Acción Nacional y Partido de la Revolución Democrática no decían mucho, en el sentido estricto de convencer al electorado con propuestas viables, debidamente explicadas, al final de cuentas ganó la mercadotecnia al lograr que poco más del 60 por ciento de los ciudadanos con mica fuera a sufragar a las urnas.

Quienes no razonaron o vendieron su voto, en el pecado llevarán la penitencia, pues en el caso federal, se trata de un sexenio presidencial, y de la representación en el Senado de la República, y tres años de representación en San Lázaro por parte de quienes vayan a resultar electos diputados federales.

Y qué decir de quien va a conducir los destinos del país, paquete nada fácil si se toma en cuenta que en los últimos años, se encuentra en manos del hampa organizada que ha demostrado su fuerza llevando a cabo un cúmulo de actos ilícitos, dejando una estela de muerte; se dice que en seis años ya son 60 mil las personas a las cuales los delincuentes les han cortado la vida.

En el plano estatal, estamos hablando de 125 ayuntamientos y de 75 legisladores locales, cada cual, en su ámbito de competencia habrá de atender a los habitantes, y quienes fallen pasarán a la historia como simples mentirosos, demagogos que no merecen más oportunidades para estar dentro del quehacer público.

A quien se precie de digno político, no le queda de otra que trabajar para tener la frente muy en alto, para coadyuvar a elevar la calidad de vida de la población, principalmente de quienes menos tienen.

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