La teoría nos enseña que para que en una nación haya democracia, debe prevalecer la lealtad a la ley y sus instituciones, sin embargo, en nuestro país y de cara a las próximas elecciones estamos viviendo una crisis en la confianza de credibilidad en las instituciones.
En este año electoral, no sólo se han destapado candidatos, también se han destapado las cloacas políticas donde podemos encontrar: desde partidos que los ligan con lavado de dinero, alcaldes detenidos, candidatos asesinados, pactos entre candidatos y empresarios, campañas ilegales, candidatos chapulines y para colmo, un Tribunal Electoral que exculpa al parido, actualmente en el poder, de haberse financiado irregularmente en el 2012.
Es momento de hacer un alto y reflexionar como sociedad, a quiénes queremos como nuestros próximos gobernantes y de paso, hacer un recordatorio dirigido a los políticos y gobernantes de este país, ante esta compleja crisis de credibilidad institucional en la que estamos inmersos.
Señores: políticos, gobernantes y empresarios. Hoy, México requiere más que nunca, compromiso, honestidad, voluntad, pero sobre todo, se requiere lealtad.
Lealtad a nuestra Constitución, que muchos de ustedes han protestado cumplir y hacer cumplir, también se requiere; lealtad con las instituciones del Estado; con la sociedad, con los jóvenes, con la clase trabajadora, con las mujeres y con la niñez
Hagamos de nuestros ideales que los ciudadanos podamos acceder a cualquier instancia judicial con la certeza de que seremos tratados con respeto y con justicia y en la medida que esto se cumpla, la sociedad comenzará a recobrar la credibilidad en sus instituciones y en sus gobernantes.
No olvidemos que la responsabilidad social es de todos, empezando por la elección que haremos de nuestros próximos gobernantes y exigiendo resultados porque el fenómeno de la crisis de credibilidad ha ido ganando terreno al generar la ingobernabilidad en muchas partes de nuestro país.