Editorial

Editorial.-El enriquecimiento ilícito e inexplicable en la clase política mexicana

Primero fue el ex gobernador de Tabasco Andrés Granier quien fue exhibido por haberse comprado un ciento de pares de zapatos, al igual que trajes y camisas; el excesivo presupuesto destinado para la compra de alimento, que supera y en mucho los precios de tiendas departamentales; la adquisición de un sin número de propiedades y las fiestas de lujo que organizó a sus vástagos.

Y sólo basta con que saliera a decir que todo aquello que había dicho fue cuando estaba en estado etílico; justificación que ha agarrado de excusa para remediar el grave daño hecho a las arcas estatales, pero principalmente al pueblo tabasqueño que en pleno Siglo XXI todavía cuenta con comunidades que se encuentran sumergidas en pobreza y pobreza extrema; mientras que tuvieron un gobernador que le interesó más sasear su ego personal por encima del de la población que algún día confió en él.

Y qué decir de quien durante su mandato fungió como secretario de Finanzas José Saiz quien anda estrenando un automóvil muy lujoso valuado en más de 4 millones de pesos, aún y cuando lo defiendas y digan que dicho ex funcionario público cuenta con la suficiente solvencia económica para comprarse esto y otras cosas más.

Y en el Estado de México contamos con un diputado local que en menos de 15 años ha amasado grandes fortunas en su paso por las Cámaras de Senadores, Diputados federal, Presidencia Municipal y hoy Diputado Local, como no recordar la descripción que en alguna ocasión le hiciera su paisano de cómo vivía en su época de estudiante, en una casa muy modesta con techo de lámina y hoy no tan sólo vive en una zona residencial, sino ha adquirido propiedades a mas no poder, comprado autos de lujo  muchas más cosas que podemos enumerar que está a la vista de todos menos de las autoridades del ramo para fiscalizar.

Lo mismo priistas, panistas, perredistas, petistas, verde ecologistas o nueva aliancistas que no han tenido empacho en estarse beneficiando del erario público, sin que tengan repercusión alguna. Hasta cuándo los mexicanos estaremos dispuestos a seguir permitiendo tanta arbitrariedad, abusos y enriquecimientos por parte de la clase política que privilegian lo personal y de grupo en vez de la sociedad que es quien los lleva al poder.

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