En cualquier organización, es mucho muy importante tener en cuenta la conciencia de clase, ya que es determinante para que salgan adelante proyectos de beneficio colectivo. La ausencia de esta práctica trae consigo el beneficio personal y de grupo, además del ostracismo.
Dirigir a una agrupación no es nada más conformarse con llevar la representación de un conglomerado para quedar bien ante la sociedad en su conjunto; implica un arduo trabajo en aras de dar los mejores resultados a las bases. Es decir, dejar una huella agradable que siempre sea recordada con agrado.
Es lamentable que en el gremio periodístico, la conciencia de clase esté muy distante de las bases; que los representante en turno de las diversas asociaciones no se preocupen para nada por los problemas de sus compañeros, que solamente vean por sí y para unos cuantos.
Si bien es cierto que los tres niveles de gobierno comparten algo de poder con los periodistas, este es muy limitado, aunque haya compañeros que opinen lo contrario a nosotros. La vanidad, el egoísmo no es aconsejable pues sólo sacian costas aspiraciones. Los seres humanos, por el sólo hecho de ser los únicos racionales entre el reino animal, deben de tener muchas miras, muchos proyectos, muchos sueños, muchas esperanzas.
El manipuleo de organizaciones de periodistas únicamente denota desaliento, estar al margen de las necesidades del colectivo, y en algunas ocasiones plena sumisión al gobierno. ¿Hasta cuándo el gremio periodístico avanzará a pasos agigantados sin la sombra de cúpulas que se lo impidan?