Los cambios registrados en el primer circulo de la gobernadora Delfina Gómez Álvarez en dos años que lleva al frente del gobierno del Estado de México obedecen a un fortalecimiento o debilitamiento en la administración pública estatal; aunado estos, a los cargos secundarios.
Han transcurrido 19 meses de los 60 que comprende el sexenio 2024-2029 y la primera mujer que representa a la entidad mexiquense ha realizado tres sustituciones en igual número de Secretarías de estado. Primero fue en la de Seguridad; luego, Finanzas; siguió -en la recién creada en esta administración-, la del Agua y en suspenso se ubican otras más.
En la mayor parte de los relevos de funcionarios de los diferentes niveles en cargos públicos, se dan por la falta de resultados en las áreas encomendadas, aunque las autoridades competentes quieran dar a conocer, que las salidas obedecen a motivos personales. Los que llegan, tienen el reto de superar a sus antecesores para contribuir al fortalecimiento de la administración pública local.
Este, es el primer sexenio que administra y representa a los más de 18 millones de mexiquenses la primera mujer emanada de un partido de oposición; que en 579 días de gobierno, son pocos los resultados otorgados hasta este momento en las diferentes áreas gubernamentales, lo que debilita a la función pública.
Andrés Andrade Téllez poco pudo hacer para garantizar la paz y tranquilidad que tanto reclama la población que habita en los 125 Ayuntamientos mexiquenses. De Paulina Moreno García su poco conocimiento en esta dependencia de suma importancia la llevó a dejar el puesto. De Pedro Moctezuma Barragán la falta de presupuesto, atención e importancia a esta Secretaría lo orilló a desertar o al menos así se entiende en su pronunciamiento que cotejó junto a su renuncia.
De las demás Secretarías son pocos los logros alcanzados, ya sea por su novatez, desconocimiento del área o falta de importancia a su encomienda; de ahí, la zozobra y suspenso de varios funcionarios de diversos niveles por ser relevados.
Ya no estamos en tiempos de la improvisación, los mexiquenses lo que quieren son resultados tangibles, viables y palpables; por lo que queda claro que en caso de no darlos, los puestos tienen que ser sustituidos por funcionarios competentes que abonen a la Cuarta Transformación que tanto vienen pregonando.
