Editorial

Editorial.-La violencia, serio problema para el gobierno peñista

Como vulgarmente se dice “le tocó bailar con la más fea”. Este es el caso del presidente de la República, el atlacomulquense Enrique Peña Nieto, ya que recibió un país en crisis social, donde el fenómeno de la violencia cotidianamente se ve por doquier; diario aparecen cadáveres en calles, callejuelas, avenidas, jardines, parques baldíos sin que nadie pueda solucionar este fenómeno.

En torno a la violencia, los tres niveles de gobierno: autoridades federales, estatales y municipales se han incomodado y alarmado por el surgimiento de las llamadas policías comunitarias, ya que se sienten rebasadas, porque la población ya hace el trabajo que ellos no han podido desempeñar por diferentes vicios.

Desde el ámbito gubernamental, por todos es sabido los altos índices de corrupción que existen en las corporaciones policiacas, que van desde la extorsión hasta los secuestros y asesinatos, amén de algunos nexo con la delincuencia organizada. Por ello, en este campo, las autoridades deben de trabajar mucho, deben de limpiar la casa.

Qué decir de los excesos de los encargados de restablecer el orden, como son el Ejército, la Marina y la Policía Federal, que allana hogares, secuestra a padres de familia, los arraiga y los desparece. De estos casos, hay más de cinco mil en todo el país.

Al fenómeno que tanto preocupa a los mexicanos y a los propios turistas internacionales, agreguémosle el desempleo, la ruptura del tejido social por las millones de escenas de violencia intrafamiliar, la desorientación que hacen las grandes cadenas de televisión a través de sus telenovelas, temas caracterizados por sexo, engaño, fraudes, etcétera.

Toquemos otro tema que va de la mano con la delincuencia que vemos cotidianamente en las ciudades, en los municipios rurales y semi rurales, las comunidades, en las colonias, en las delegaciones: el desempleo que también origina suicidios y el crecimiento del llamado comercio informal.

El tráfico de armas provenientes de los Estados Unidos de Norteamérica, principalmente, agrava más la situación ya que el hampa organizada aprovecha para armarse mejor que la fuerza pública. Ojalá que la Gendarmería Nacional y las Policías Únicas en los estados contribuyan a combatir tanta violencia, aunque lo mejor sería trabajar en esta meta desde la familia, desde las escuelas, desde los tres niveles de gobierno para que en realidad todos los mexicanos tengamos acceso a planes y programas que nos muevan, que nos hagan seres productivos.

X