Han transcurrido 127 años en que un numeroso grupo de obreros de Chicago, Estados Unidos de Norteamérica se levantaron en huelga en pro de diversos derechos laborales, como la jornada de ocho horas, salarios justos, seguridad social, entre otros, ejemplo seguido en algunos países del mundo, entre ellos en la perla mexicana, ya que la historia registra que fue en Río Blanco y Cananea donde la clase trabajadora dio una férrea batalla en este sentido.
Con el paso del tiempo, poco han avanzado los trabajadores por las reivindicaciones que por el esfuerzo de su labor se merecen. El atroz capitalismo sigue operando tanto en el entorno económico, político y social; en las últimas fechas impulsando su llamado liberalismo económico, llamado por los estudiosos, neoliberalismo, que luego los ríos pasaron a denominar globalización a raíz de la propagación de la alta tecnología; de las computadoras, el Internet, los celulares, las tabletas, etcétera.
Hoy día, en nuestro país como en cualquier otro, hay escasa voluntad gubernamental y de la propia iniciativa privada para generar fuentes de empleo bien remuneradas, toda vez que en contubernio con universidades públicas se ha estado produciendo mano de obra barata; profesionistas que están dispuestos a trabajar de lo que sea con tal de ganar unos cuantos pesos que les permitan la subsistencia personal, y si algo les sobra, apoyar en el hogar, práctica que ha originado miles de divorcios.
Si bien es cierto que las universidades privadas producen profesionistas exitosos, son muy pocos, además de que la mayoría se va a radicar al extranjero, por ende, los que se quedan en nuestro país sin ninguna conciencia de clase, siguen el camino de sus antecesores: explotan hasta donde pueden a la clase trabajadora y a los empleados que tienen a su servicio, ello con la complacencia de los tres niveles de gobierno.
Esa coyuntura ha estado siendo aprovechada por el hampa organizada para crecer de manera alarmante, rebasando incluso a las llamadas instituciones, pues tienen mucho más capacidad para recaudar dinero vía extorsión bajo serias amenazas, en el contexto ilegal para “brindar protección” y “garantías” para que el sector productivo siga “operando”.
Otro sector que subsiste a pesar de los riesgos que ello implica, y cohabita con mencionada fauna, es el comercio informal, llamado también por los economistas, economía informal, sector que cada vez es más satanizado por los dirigentes del “comercio organizado” y por las autoridades locales que primero los esquilma y luego les paga duro hasta descapitalizarlos y orillarlos hacia las redes de la delincuencia. Sin lugar a dudas, desde 1886 nada ha cambiado, sigue vigente la educación y lucha de clases, a pesar de que el socialismo casi ha sido acabado en la faz de la tierra.