Sin lugar a dudas, la salud de los seres humanos es mucho muy importante, principalmente si de por medio hay enfermedades poco comunes, como es el caso de la Psoriasis, enfermedad que afecta los tejidos y ocasiona escamaciones, coloración rojiza llegando a aparecer llagas medio putrefactas en el cuerpo, problema que al ser visto por algunos sectores sociales, lo relacionan con la lepra, la enfermedad que causa el desgarramiento de la piel hasta que se vea los huesos.
No obstante, la Psoriasis no es una enfermedad tan grave, aunque es incurable. Se puede controlar con tratamientos profesionales, adecuados, de tal manera que la persona que padezca el problema, puede reintegrarse a la sociedad; vivir una vida normal, evitando enfrentarse a las fuertes criticas y al desprecio del prójimo.
Hasta donde se sabe, el tratamiento es de por vida, luego entonces es costoso; quienes tienen posibilidades económicas, no tendrán ningún problema para acudir al dermatólogo y comenzar a recibir el tratamiento, comprando medicamentos caros.
El problema se torna más grave en aquellas personas que carecen de recursos económicos y que tienen esa enfermedad. Por ello, el sector salud gubernamental debe de revisar ese tipo de problema y en los casos de escases de dinero, destinar un presupuesto -proveniente de los impuestos- para que este tipo de gente reciba un tratamiento certero.
No es justo que quienes no tengan recursos económicos vivan con ese tipo de enfermedad que da pánico a los habitantes, en tanto las personas que padecen la enfermedad viven con una constante tristeza. Vale la pena ayudar a la gente con este tipo de problema; sobre todo sabiendo que hay instituciones como la Fundación Mexicana para la Dermatología que amablemente ofrecen consultas, solicitando espacios a clínicas u hospitales del sector público.
Ojalá que esas buenas intenciones sean apoyadas por los gobernadores de los 32 estados del país, y del propio Distrito Federal, para devolverle la felicidad a las personas que padezcan, por su mala fortuna, Psoriasis. No ha de ser agradable tener la enfermedad y saberse abandonado.