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Editorial.- Libertad de Expresión, ensangrentada

«Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y de recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”, así lo señala el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948.

El pasado 7 de junio se celebró el Día de la Libertad de Expresión, pero es algo en lo que se debe reflexionar todos los días, como gremio, pero también como ciudadanos, pues por un lado está la defensa de los periodistas y de los medios por poder expresar y publicar información verídica sobre el acontecer nacional, pero también la ciudadanía debe defender su derecho a estar informado y expresar libremente sus inconformidades y exigir mejores condiciones.

En México, los diferentes medios de comunicación, periodistas y reporteros están en constante lucha por defender este derecho, pues la invisible ley mordaza muchas veces impide que se publique información que trastoca los intereses de la clase en el poder político y económico.

Pero en los últimos años esta situación se ha agudizado, pues varios periodistas han sido silenciados a través de las balas, asesinados impunemente, no sin antes haber sido torturados, muchos de ellos desaparecidos, sin que las autoridades investiguen sus paraderos, hasta que encuentran sus cuerpos abandonados en alejados caminos, en barrancas.

Muchos otros son acosados, amenazados de muerte y tiene que huir al extranjero.

Todos han publicado como opera el crimen organizado, los vínculos entre los delincuentes y los políticos mexicanos, de quienes también han sacado trapitos al sol, como es el caso de Oceanografía, cuya información se ventiló desde tiempos de Fox, gobierno que acosó a los periodistas que investigaron el caso, lo cual siguió con Felipe Calderón, quienes también los encarcelaron y después los obligaron a salir del país.

Pero además castigan a las publicaciones, los diferentes gobiernos dejan de destinar recursos para publicidad en los medios de comunicación, en especial los pequeños, lo que afecta su economía y a muchos los obliga a cerrar.

Según la organización Reporteros Sin Fronteras, en su informe mundial asegura que México es uno de los países más peligrosos para ejercer la profesión. “Las amenazas y los asesinatos a manos del crimen organizado –incluso de las autoridades corruptas– son cosa de todos los días. Este clima de miedo, junto con la impunidad que prevalece, genera autocensura, perjudicial para la libertad de información”.

También señala que con la llegada de Enrique Peña Nieto a la presidencia no cambió la situación en el país y destaca que en la última década se han asesinado más de 80 periodistas y 17 han sido desaparecidos, esto sin contar los de los hechos recientes.

Ojalá, que en esta búsqueda de verdadera democracia, el gobierno interceda en el respeto a la libertad de expresión y, de manera particular, garantice la seguridad de los periodistas, pues basta ya de un gremio asesinado.

 

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