Columnas

EL SUMAEM, A CINCO AÑOS DE SU FUNDACIÓN

Luis Zamora Calzada.                             

Parece que no han pasado los años, muchos diríamos que fue ayer ese día 15 de junio de 2007, cuando nos dimos cita en la ciudad de Toluca treinta y cinco maestros que laboramos en diversos niveles educativos y plazas escalafonarias, que regula la Secretaría de Educación del Estado de México, atendiendo a la  convocatoria del 15 de mayo del mismo año, emitida por una comisión de nueve trabajadores, de cuyos nombres solo quedan cinco, cuatro en la directiva actual, a cinco años de existencia; nos reunimos para llevar a cabo la Asamblea General Extraordinaria para la constitución de un Sindicato Independiente y Autónomo de Maestros del Estado de México.

 Siempre apegados a la ley, manifestamos que a pesar de la experiencia vívida por nuestro equipo, la intimidación y la represión de las instancias educativas no debían espantarnos para truncar la iniciativa de actuar desde el marco legal y constituir el sindicato al que aspirabamos, reuniendo todos los requisitos para la defensa de los intereses de los maestros, ante la inexistencia de un sindicato real y de lucha sindical que representara a todos los docentes, porque no había quien auténticamente defendiera los derechos, a esa fecha observábamos y se sigue viendo que diferentes instancias devalúan la imagen magisterial, nos llaman mediocres, incultos, jodidos y recientemente hasta una “sociedad civil” se faculta en construirnos una imagen negativa, etiquetarnos de golpeadores, generadores incluso hasta de la “corrupción” imperante en el sistema creado por los oligopolios predominantes, sin que nadie proteste o haga algo a nuestro favor.

 El escalafón magisterial en nuestra entidad sigue siendo letra muerta como en ese entonces, vemos todavía con tristeza que las plazas que les corresponden a los maestros de más antigüedad y mayor preparación, se las otorgan a sus amigos, porristas e incondicionales y no a quien verdaderamente las merece, que son a los maestros que entregan buenos resultados, los que con esfuerzo han cursado maestrías, especializaciones o incluso cuentan con más estudios; todas esas plazas como es de conocimiento público las regula la Secretaría de Educación del Gobierno del Estado de México, como sabemos, conjuntamente con la vieja instancia sindical que inexplicablemente tanto defiende, no transparentan estas asignaciones y siempre buscan su beneficio y no la de los profesores; consideramos en ese entonces importante constituir nuestro Sindicato para representar y defender los derechos, velar por los intereses de todos los compañeros; como olvidar los momentos en que se escucharon gritos y porras espontáneas por la pretensión dibujada en las palabras, acompañada de sentimientos encontrados y una ansiedad de justicia, en la que no vemos administradores represores, sino a sujetos con bajos niveles de información, escasa ética y con actuaciones contrarios a derecho.

 Desde ese momento de constitución nos comprometíamos con la educación y la sociedad, un sindicato autónomo e independiente para forjar y tomar nuestro propio destino, lograr tener prestaciones superiores o cuando menos, conservar las que ya teníamos, haciendo valer el escalafón para que las plaza se concursen y las ganen quienes realmente tengan los meritos y los requisitos legales, nunca más como canonjía a los incondicionales y aplaudidores, a los “barberos” de un modelo sindical caduco, que ha devaluado la imagen del docente y conducen al fracaso de la educación como se ve ya en los resultados, que con tristeza nos ubican debajo de la media nacional y en algunas asignaturas incluso en los últimos lugares; se propuso entonces que el nombre del sindicato fuera Sindicato Unificado de Maestros y Académicos del Estado de México, los asambleístas de ese entonces, en varias ocasiones participaron con aplausos, vivas y gritos de “si se puede, si se puede” y si se pudo, empezaba el forjamiento de una nueva imagen del profesorado, que aspira ser el referente social querido y aceptado por la comunidad, de ser posible nuevamente el ejemplo a seguir, sabíamos que era el primer paso de la historia que ya inició.

 La aprobación y discusión de los Estatutos que rigen la vida interna de la organización, es un espacio valioso para los maestros, el sindicalismo y la educación en nuestro Estado, el Presidente de la mesa de debates constituyente, se puso de pie y con voz sonora, firme dijo que “nuestra ley máxima serán nuestros estatutos, en donde se plasma nuestro ideario, el pensamiento de transición y convicción del sindicalismo que debe volver a lo que marca nuestra Constitución Política, porque la realidad social así lo exige”, la asamblea aplaudió fuerte, con emoción, se escucharon gritos de “graben esto, porque es histórico”, los mismos fueron discutidos, aprobados y aplicados, reformados por vez primera en la quinta asamblea general ordinaria y modificados en la novena reunión de la misma índole.

 A cinco años de fundación y de cara a la escuela, a la sociedad y a la historia, aportamos y construimos para transformar la educación pública, actuando en la actualización del sindicalismo, en el trabajo legislativo, en la docencia y ahora en una posición política apartidista, para arrancar del desprestigio, la devaluación de la imagen, del conformismo, la apatía y de todo lo negativo que han querido etiquetar a la figura del maestro, para construir un nuevo perfil, la que merecen los hijos de la patria, que hoy sus padres nos han confiado en nuestras manos.

X