Columnas

Luis Zamora Calzada.

¿Se salvó la dignidad?

 “¿Cómo voy a ganar esa lanita, sin que me obliguen a votar por alguien?”, preguntaba Julián a su amigo; ambos venden cerillos y cucharas de todos tamaños en un mercado local, las ganancias que sacan de las ventas es muy poca, a veces no alcanza ni para la comida diaria de sus familias, la compra-venta del voto en este proceso electoral representa un ingreso para ellos, que les durará al menos para tres días de gasto, asegura uno de ellos.

 “Mira, mi hijo sale de la primaria y en la escuela le están pidiendo el uniforme, su corbata, lo de la misa y otras cosas; aunque uno no quiera gastar, cómo voy a ver mi chavo con los zapatos rotos en la hora de recibir su certificado, sabes que yo no termine la primaria y ahora se siente bien padre que mi hijo ya salga de sexto y el dinerito que dicen va a pagar ese partido, lo voy a guardar para ocuparlo para la salida, que es después del primero de julio…”, su amigo le interrumpe, “no pues así están las cosas, a mi me dijeron lo mismo,  pero ya ves, ahora dicen que van a pagar si llevas la fotografía de que votaste por ellos, si no adiós dinerito”.

 “No, si los que a mí me pidieron mi credencial, hasta dicen que me prestan un celular antes de ir a votar para sacar la fotografía de mi voto, que dando, dando, pajarito volando” comenta Julián, “la verdad es que no me late votar por ese &*%@…, dicen que es bien canijo, mi vecino ya ves, tanto que les ayudo hace tiempo para que al final, lo corrieran con una patada en el trasero…”, “¿quién tú?, pregunta el amigo, “el pancho, el gordo, el que vendía en el Juárez, acuérdate que hasta se creía candidato, quería saludar como su ex patrón y ahora lo odia, por unos bultos de cemento que según se robó; la neta es que ese cuate no es ratero, le agarraron mala voluntad porque una vez le contestó a su jefe y mira lo que ganó…”; “se lo merece, era bien rastrero, casi le limpiaba la cola a su dizque patrón, acuérdate, no nos quería ni hablar, pero es su…”.

 “Qué paso carnales, quién se les murió?, se me hace que andan crudos, yo los aliviano, para cuándo son los cuates”;  “no que crudos, nada de eso Silvano, estamos viendo lo del voto, ¿a ti no te han visitado para ofrecerte dinero si votas por ellos?”; “como no (contesta), si todos los días pasan dos o tres grupos del candidato, para ofrecer hasta mil pesos, pero piden que entreguemos la foto del voto en el lugar que ellos nos digan, que ahí pagarán el día de la elección”; “¿y qué, si les vas a vender tú voto?”, pregunta el Piter, el amigo de Julián.

 “Ora, ora, qué eres de la Fepade o qué; no ponga esa cara, es relax, mira la neta es que si lo voy a vender y no al mismo tiempo”; “estas bien loco Silvano, como puede ser eso, porque yo necesito el dinero que ofrecen, pero no quiero votar por ese p… candidato”; “ya ven eso les pasa por no ir  a la escuela, ni saber entrar a la compu, bueno yo tampoco sé, pero tengo una hija bien aplicada, me enseño una película en donde dicen cómo sacarles su lana a esos cuates y tú votar por quien quieras”. 

 “Pongan atención para que aprendan aquí de su cuate, ya saben que el color de la crayola para votar es negra, ¿sí o no?”, los amigos mueven la cabeza afirmativamente, “sale, pónganse listos, en una hoja blanca hacen un tache de unos cinco centímetros más o menos, como si fueran ya a votar, lo recortan y lo guardan donde no se les olvide je, je, je, como éste”, muestra una cruz o tache recortada que el lleva en la bolsa de su camisa;  “no se me distraigan, que esto es serio, el domingo de la votación, llevan su tache, cuando ya tengan su papeleta y estén solos para votar, colocan su tache en el partido que va aflojar la lana, luego sacan la foto con el celular y listo, retiras tu tache y ahora si vota por quien tú quieras, eso sí guarda tu tache falso para el recuerdo, somos o no somos más chin…, así nos ganamos ese dinero honradamente, ¿sí o no?,  ellos nos friegan toda la vida, una de cal por tantas de arena ¿ o no?”, “préstame tú tache para medir más o menos…”.

Los más pobres también piensan, se puede asegurar parafraseando un título tele novelero y por las condiciones educativas, probablemente los personajes de la plática no recuerden artículo alguno de la Constitución Política del país, que les otorga el rango de ciudadanos de la república y que ellos, con ese carácter tienen el poder de instaurar un poder público para su beneficio, además aludiendo al pensamiento de Rousseau plasmado en nuestra constitución, la soberanía nacional reside en ellos, en nosotros que somos el pueblo.

Para esta publicación habrán pasado ya las elecciones, para entonces se sabrá si estas conciencias lograron ejercer su libertad de elección o finalmente se impuso el dinero, los supuestos millones de Monex destinados para la compra de voluntades, las boletas duplicadas por “herror” (creo así se manifiesta que no solo fue un gran error), el carrusel, las fotos con celulares del voto, el acarreo, entre otras o finalmente se impuso el espíritu nacionalista de los mexicanos que deseamos volver a la Constitución para el bien de todos, porque no deja de insistir que un poder público instituido en la ilegalidad, jamás estará para beneficio del pueblo, porque siempre será ilegal comprar una elección en cualquiera de los niveles de gobierno, al contravenir la Carta Magna que rige a todos los mexicanos.

Citando una frase inmortal de Rousseau, que establece que “El hombre ha nacido libre y por todas partes se encuentra esclavizado”, repica como una maldición para millones de habitantes de esta gran nación, que aún se encuentran esclavizados en la falta de oportunidades educativas, la pobreza, la televisión, los bajos niveles culturales y que impunemente otros “mexicanos” priorizando sus intereses personales y pensándose mejores, habrán intentado obligar a votar por un partido o candidato en particular, ofendiendo, ignorando la dignidad, que como un deseo ferviente, ojala se haya salvado.

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