ENEMIGOS DE LA NACIÓN
Luis Zamora Calzada
Grave declaración del Secretario de Gobernación federal en referencia a los maestros: no “cedamos a quienes quieren llevar a nuestro país al enfrentamiento, a la violencia, a lo que luego todos nos vamos a arrepentir”, realizada en un seminario organizado por el partido político en el poder federal.
Tal manifestación olvida la historia y sin memoria alguna el papel que ha jugado el maestro en la construcción nacional; en épocas del analfabetismo, la escuela rural, la guerra cristera, la expansión de cada nivel educativo, por mencionar algunos, la participación del docente ha sido determinante, en momentos críticos jugó incluso el papel de representante del estado, nunca ha buscado el enfrentamiento por causas educativas, aún cuando existan nombres de maestros que incomoden a las cúpulas, por la gran sensibilidad que tuvieron ante reclamos de la población en los años setentas, encabezando movimientos por causas de injusticias sociales diversas, según narra la propia historia oficial.
Hoy no nos vengan con el cuento del maestro agitador, delincuente, que cierra calles, que no dejan sesionar a los “pobres diputados y senadores”, quienes no han sido capaces de proveer desde la legalidad mejores niveles de vida del profesorado nacional, a los que cada fin de quincena no les alcanza el raquítico salario, sin recursos para garantizar a sus hijos una vivienda, educación, mucho menos una alimentación digna cada día.
Que no digan que “los males” que aqueja al profesorado, son solo de su responsabilidad, cuando los administradores educativos nacionales y estatales en diferentes épocas han complacido con plazas a recomendados, implementando prácticas contrarias a derecho y fuera de la responsabilidad académica que le compete al profesor, no pueden asegurar que los maestros no tiene el perfil para dar clases, dejarían a la luz pública su falta de capacidad para cumplir con la capacitación al trabajador, establecido en nuestra Constitución Política desde 1917; quien tienen el privilegio de encabezar una institución pública, tiene un camino: volver a la Carta Magna del país, dimensionando mexicanos pensantes y con capacidad crítica de los aconteceres nacionales.
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