Columnas

Luis Zamora Calzada

¿Cómo le fue en la elección?

Luis Zamora Calzada

Las señoras corrían desesperadamente en busca de un lugar dónde sacar una fotocopia de la credencial de elector, la iban a canjear por 500 pesos; parecía un desfile, casi todas en las mismas condiciones, con su reboso al hombro vestimenta desgastada y vieja por decir lo menos, algunas jalando a sus pequeños hijos para llegar al lugar del reparto, muchas mujeres aún descalzas y reflejando grandes carencias.

Serían las 3 de la tarde cuando se soltó la lluvia, que pronto se convirtió en un chubasco, formando grandes charcos que no contuvo a las apresuradas mujeres, estaban decididas a no perder ese recurso; una escena enternecedora se presentó en ese paisaje de cooptación, como si fuera sacada de un cuadro de Diego Rivera, con la mano derecha llevaba a su niño, con el reboso cargaba a otro, empapados los tres, escurriéndoles agua por todos lados, en un acto de buena fe, alguien le estiró un plástico, “se van a enfermar mujer de Dios, con lo que te van a dar, no te va a alcanzar para curar a tus hijos”, devolviendo una mirada de notable agradecimiento, rápidamente se alejó, la fila de espera lucia larga, “la fiesta” como se llamó a la acción, no se podía interrumpir, estaba de por medio una elección.

Recibir el recurso y entregar la copia de la credencial, no configura delito electoral alguno, sólo se puede tipificar como un acto de promoción del candidato en plena veda electoral, sin sanciones significativas para el infractor.

En la persona que recibe el recurso, psicológicamente se crea una dependencia con el emisor económico, considera que su voto le pertenece a su benefactor, no cumplir sería un acto de deslealtad, por lo que se encuentra obligada a sufragar a favor de la persona que le ha dado lo que considera una ayuda para sus apremiantes necesidades, además diosito le puede castigar si no cumple, en mejor evitar todo castigo divino.

Las personas en pobreza extrema son las más vulnerables a estos agravios, por más que se les diga, se les explique que son ciudadanos de la república y que su voto no lo pueden vender, porque ellos con ese carácter tienen el poder de instaurar un poder público para su beneficio; cuya noción se pierde cuando lo que predomina es la necesidad latente para llevarse un pan a la boca o para alimentar a sus hijos; triste radiografía de nuestro país que se debate en los extremos de la opulencia de unos cuantos, contra las condiciones lamentables de enormes sectores desprotegidos de condiciones mínimas de bienestar.

Han pasado ya las elecciones, se puede decir que estas conciencias no lograron ejercer su libertad de elección, finalmente se impuso un risible recurso económico, los supuestos millones de Monex destinados para la compra de voluntades, las boletas duplicadas por “herror” (creo así se manifiesta que no solo fue un gran error), el carrusel, las tarjetas de soriana con un supuesto crédito de mil hasta tres mil pesos, que ya en la tienda dijeron solo era de cien, gran decepción se llevaron los vende votos, las fotos con celulares del voto, el acarreo entre otras, derrotaron finalmente al espíritu nacionalista de los mexicanos que deseamos volver a la constitución para el bien de todos, porque no se deja de insistir que un poder público instituido en la ilegalidad, jamás estará para beneficio del pueblo.

Los mexicanos ahora más que nunca, debemos prepararnos para un gobierno de perfil autoritario, represor y no apegado a derecho, los instrumentos legales para combatirlo existen, en cada una de las áreas de gobierno, no pueden quienes sean titulares actuar más allá de lo que la ley les permite, la maldición de la esclavitud para millones de habitantes de esta gran nación, radicará en la propia ignorancias y desconocimiento de la legalidad que nos protege, la esclavitud en la falta de oportunidades educativas, la pobreza, la televisión, los bajos niveles culturales y que impunemente otros “mexicanos” priorizando sus intereses personales y pensándose mejores, “obligaron” a votar por un partido o candidato en particular, ofendiendo, ignorando la dignidad, dañando gravemente a nuestras leyes, ignorando que nuestra Constitución costó muchas vidas de generaciones pasadas, del esfuerzo de mujeres y hombres brillantes que de conocer los actuales aconteceres, quizá se desistirían de sus sacrificios y acciones realizadas para construir una patria justa, libre y democrática para todos.

X