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Luis Zamora Calzada

luiszamoraREPORTE DE EVALUACIÓN

El reporte de evaluación es el documento que avalará la acreditación de los estudiantes de educación básica, por su estructura y datos que requiere, rompe con la “normalidad mínima” planteada en los consejos técnicos escolares y será la mayor carga administrativa de los docentes en el ciclo escolar en curso, reflejando gran incomunicación entre los promotores de los consejos con los diseñadores del acuerdo 696 vigente desde el mes pasado, dados los planteamientos que se realizan.

Para este acuerdo de la Secretaría de Educación Pública Federal, la evaluación son “las acciones que realiza el docente durante las actividades de estudio o en otros momentos, para recabar información que le permita emitir juicios sobre el desempeño de los alumnos y tomar decisiones para mejorar el aprendizaje” y la acreditación, es “el juicio mediante el cual se establece que un alumno cuenta con los conocimientos y habilidades necesarias en una asignatura, grado escolar o nivel educativo”.

Para llegar al “juicio” que permita al docente asignar una calificación en una escala de cinco a diez e informando de cada uno de los alumnos que requieren apoyo fuera del horario escolar, en escritura, lectura o matemáticas, para que “juntos, la escuela y la familia, realicen las acciones necesarias que le permitan al alumno avanzar al nivel de sus compañeros de grupo”, suena a una incongruencia que la escuela estaría lejos de resolver, sobre todo al no existir reglas para determinar el tipo de juicio del docente, quedando más a su albedrio e interpretación personal, si no hay capacidad de construir criterios colectivos que no perjudiquen a los alumnos.

Urge una determinación pedagógica con acciones que garanticen que los niveles educativos cumplen con lo mínimo establecido, no pueden continuar más “juicios” para seguir la escuela avalando vacíos.

Un ejemplo extremo del párrafo que antecede se da en las confusiones entre “b” por “d” en la “lectura” en los primeros grados de secundaria, que no permite comprensión alguna de textos, a pesar de contar con el certificado de educación primaria; para superar estos vacíos es necesario que el personal de la escuela establezca acuerdos, con metas precisas para el alumnado, lo que constituiría el rasgo más importante del plan de mejora sugerido para este ciclo escolar, recuperando la libertad pedagógica de los maestros.

 

CONSEJOS EXTRAVIADOS

Luis Zamora Calzada

 

“Estoy trabajando desde lo que yo entiendo, desde lo que pude leer en la guía”, decía la directora de la escuela primaria a los docentes, en la reunión del consejo técnico escolar el pasado 27 de septiembre, ante los reclamos que recibía respecto a la forma de conducir la sesión, que no mostraba liderazgo alguno ante los profesores reunidos.

Anteriormente, era suficiente comisionar al mejor docente para que condujera lo que en ese entonces se llamaba talleres generales, a quien obligaban a estudiar y preparar materiales gastando incluso de su dinero, no habían experimentado los directores la necesidad de “estar al frente de los maestros de la escuela”, el liderazgo que plantea el transitorio quinto del artículo 3º reformado, para  fortalecer la autonomía de gestión de la escuela, pretendiendo entre otros las condiciones de participación para que alumnos, maestros y padres de familia, se involucren en la resolución de los retos que la escuela vive cotidianamente, está lejano en un sin número de casos por la realidad existente.

 

“Les voy a ser sincera, en la reunión con el supervisor nos dijo que nos apegáramos a los materiales que manda la SEP, porque él no sabía nada, que no podía dar mayor orientación de cómo trabajar con los profesores”,  agregaba la directora, pretendiendo justificarse; “porqué se lo permiten, él está obligado a conducir estos cursos, así lo establecen los documentos del consejo técnico, si no puede que se jubile, no es posible que por su desconocimiento, en esta escuela no lleguemos a acuerdo…”, replicaba una maestra.

 

En estos contextos los silencios pedagógicos se amplían, a dos semanas para la próxima reunión de consejo técnico, no se ve el rumbo del “plan de mejora”, tampoco los rasgos de la “normalidad mínima” implantada, simplemente se encuentran extraviados, más en las instituciones donde el director no lee o tiene miedo ante sus propias carencias por no contar con el perfil, por haber recibido la plaza en un carácter de “recomendado” y tener entre el personal docente a profesores más preparados y de mayor experiencia.

 

 

 

 

 

 

 

 

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