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C2 y C4, Impunidad ante la delincuencia

A las autoridades de Tlalnepantla de Baz, poco les importa que la población cuente con el mínimo respaldo y cuidado que se les debe brindar en su protección física y de inmuebles. Sobre todo cuando el municipio anunció con “bombo y platillo” la instalación del sofistica- do centro de video vigilancia con cámaras de alta resolución que costaron 40 millones de pesos, en zona oriente es el C2 y en zona poniente C4.
Pero lo lamentable de estas acciones del gobierno municipal que todavía preside Ar- turo Ugalde Meneses lo han hecho un nego- cio particular y se lo ofrecen al mejor postor. Sabe Usted lector, que este costo tan caro de 40 millones de pesos no sirve cuando de indagar quienes son los delincuentes se trata, cuanto se requiere la presentación de un video para conocer de cerca quienes son los que están cometiendo delitos en el municipio.

Y claro, se preguntara Usted, entonces que sucede con ese sofisticado equipo de video vigilancia, pues es muy claro de responder, sucede que este equipo le ha servido al alcalde Arturo Ugalde Meneses para su conveniencia y beneficio personal, porque cuando alguna autoridad le solicita la presentación de videos, simplemente la contestación es que se ve borroso, ahí no hay cámaras, ahí no hay alcance, y demás excusas.
También les comentamos que se hace para “solapar” el actuar de los policías municipales quienes son los verdaderos delincuentes, quienes atracan, roban, asal- tan, y agreden a los vecinos, transeúntes y automovilistas, porque además cuentan con la anuencia del alcalde para realizar este tipo de robos.
Por eso, es que el C2 y C4 representan una impunidad ante la delincuencia, porque las autoridades si saben lo que sucede, que elementos son los que reciben órdenes en determinados lugares para asaltar, sin que la propia autoridad haga algo al respecto, solamente recibe instrucciones.
Así señores vecinos de Tlalnepantla, los hechos sucedidos en días pasados en el Fraccionamiento La Romana dan cuenta de tanta impunidad, porque el menos las patru- llas municipales deberían estar afuera de las escuelas para proteger a los estudian- tes, pero nunca están, y así apoyan a que la corrupción entre instituciones siga impune.

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