Inicio

Luis Zamora Calzada

“Mienteme Una Eternidad, Que Me Hace Tu Maldad Feliz”

Los Del Mazo abuelo, padre e hijo aplican a la perfección al pueblo la frase de la canción que cantaba Víctor Yturbe “el Pirulí”, bolero del siglo pasado que se actualiza en esta contienda electoral, el que miente y los que se dejan engañar, un puñado de electores del PRI a modo que vive de las mentiras del partidazo, muy queridos y apapachados en estas jornadas de proselitismo en funciones de acarreados, receptores de innumerables enseres, dadivas, utilitarios para entregar su voto y hacer a la familia gobernante feliz.

El abuelo Alfredo del Mazo Vélez fungió como secretario de gobierno de Isidro Fabela, quien fue su tío, como era de esperase él favoreció a su sobrino con la candidatura a un gobierno de seis años, tomando posesión el 16 de septiembre de 1945, dio facilidades a la industrialización con inversión privada con todas las implicaciones que ello conlleva, creación de centros turísticos, construcción de carreteras, electrificación y construyó con el dinero de los impuestos 22 escuelas con edificios grandes en algunas cabeceras municipales para aparentar modernidad.

Se asegura que al final se inclinó por los hombres ricos, los que tenían capital para invertir, de los pobres, del campesinado no, a pesar de ejercer el dicho «en que la revolución ha logrado su asentamiento» y en nombre del desarrollo se crearon empleos con la llegada de empresas como Industria Eléctrica de México, Laminadora de Acero, Reynolds Internacional de México, Cementos Anáhuac, Cartonera Nacional, Discos Columbia de México, Guanos y Fertilizantes, Alfa Textil, Aceros Tlalnepantla, Alfombras Mohawk, Compañía Impulsora de Plásticos, Compañía Industrial Artícela de Naucalpan, Cal de Apaxco, Monsanto Mexicana, Sosa Texcoco, Manufacturera General Electric, Telas Oxford, Sanitarios Águila, Laminadora Kraimerman, Tubería Aspe, Aceros Ecatepec, entre otros, el resultado fue que se amasaron riquezas con consecuencias en el derroche y la corrupción.

Del Mazo Vélez afirmaba: «Reconozco que no hice por la agricultura en la proporción que estimo haber hecho en otros ramos de mis deberes gubernamentales.», los campesinos seguían en su condición de peones al estilo de las antiguas haciendas, explotados y en pobreza extrema, contraviniendo un principio básico de la llamada Revolución Mexicana.

Alfredo Hilario Isidro del Mazo González, el padre, quien ganó la gubernatura con 1,138, 626 votos, que representó el 82.4 por ciento del total de la votación emitida el 5 de julio de 1981; el discurso y las promesas fueron las mismas, desarrollo, bienestar, progreso, escuchar a la gente, ayudar a los pobres; ya muy moda en ese entonces el acarreo y demás prácticas de dispendió visibles del PRI para cooptar el voto y ante la escasa resistencia legal de los partidos de oposición se observaban porcentajes tan disparados como el señalado.

Del Mazo González no terminó su periodo, abandonó el cargo en 1986 para ocupar la Secretaria de Energía, Minas e Industria Paraestatal a invitación de su amigo el Presidente, desde esa posición alimentó sus sueños para ser candidato del PRI a la presidencia, sin embargo el dedazo no le favoreció.

La “suerte” lo abandonó en su candidatura a Jefe de Gobierno del Distrito Federal por el PRI en las primeras elecciones para ese cargo, el 6 de julio de 1997 perdió ante Cuauhtémoc Cárdenas, quedó en segundo lugar, y en tercer lugar Carlos Castillo Peraza del PAN.

Alfredo del Mazo Maza III, candidato del PRI calificado por diferentes analistas como “niño bonito”, “junior del poder”, “Golden Boy”, político de “élite” y demás calificativos que le imputan, se dice que a partir de sus actuaciones, tiene un único propósito: “cuidar el negocio del Grupo Atlacomulco”, que bien pudo gestarse con la instalación de empresas de los amigos desde los tiempos de su abuelito.

Las promesas de desarrollo, ser propositivo, seguridad, oír a la gente y demás frases para la ocasión venidera se estarán escuchando hasta en la sopa, sin embargo no puede alejar una figura inherente a él mismo: Enrique Peña Nieto, a quien le debe todo y la dependencia con su padre, en los propios corredores priistas lo ven como la sombra que gobernará la entidad en caso de ganar.

Los mismos temas, las mismas mentiras, con tortas, tarjetas bancarias y demás utilitarios cargados de engaños que producen políticos inmensamente ricos y un pueblo paupérrimamente pobre, que creé puede llegar un futuro diferente del mismo linaje, pensamiento quizá propio de un inconsciente colectivo, con mínima preparación escolar que al parecer le encanta tararear permanentemente: “miénteme una eternidad, que me hace tu maldad feliz” y estar a disposición de las mentiras de los tiempos electorales para entregar su voto sin razonar, ni vislumbrar otros horizontes alejados de las dadivas del momento.

 

 

 

Leave feedback about this

  • Quality
  • Price
  • Service

PROS

+
Add Field

CONS

+
Add Field
Choose Image
Choose Video

dos × tres =

X