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Luis Zamora Calzada

Agreden A Maestra

La historia que vive la maestra Ma. del Carmen es lamentable, una serie de hechos que no pueden pasar desapercibidos por la autoridad educativa, al constituirse en violaciones a derechos garantizados y agravios fehacientes a la equidad de género, resguardada en teoría por el estado.

 

Todo ocurre a partir de la probable corrupción en la asignación de plazas en las escuelas públicas, particularmente en las funciones directivas en donde imponen por estos mecanismos a gente sin perfil, carentes de formación y liderazgo académico, pero sobre todo de falta de sensibilidad por la justicia.

 

De los legajos de hojas con información que nos han hecho llegar, se pueden desprender actos de autoridad, intimidación y probable coalición de funcionarios públicos; en la parte que interesa, se transcribe lo ocurrido la tarde del cinco de junio de 2017, en la escuela primaria “Carmen Serdán”, ubicada en la ciudad de Toluca, narración que se hace del conocimiento público, a efecto de que la autoridad tome cartas en el asunto y detenga más agravios en perjuicio de la docente.

 

“…El lunes 5 de junio a las 5:10 p.m. al ir al sanitario me encontré al maestro Juan Carlos García Castillo (se quedó a cubrir el turno vespertino, atendiendo al grupo de la profesora Elizabeth María del Carmen Moreno González, del segundo año grupo B, lo que ocurre regularmente con la autorización del Director desde hace ya 3 años y se asegura por un pago adicional de doscientos pesos).

 

Se acercó mucho a mí, me asusté, creí que me daría un golpe con su cabeza, me dijo: ¡A tus hijos y a ti, se los va a cargar la chingada! ¿Cómo vez? le dije en voz alta: ¡Ya déjame en paz, ya no te soportó, no te soportó! Me metí al abaño a llorar, desesperada le marque a mi hijo Abel (el mayor, regularmente van por mi) y le dije: Hijo por favor, no entres a la escuela, no entres por favor, espérame afuera, trataré de salir lo más rápido posible, mi hijo me preguntó si estaba bien, le dije que sí.

 

La semana del 5 al 9 de junio me correspondió la guardia del turno vespertino, que consiste en esperarnos hasta que salga el último grupo y cerrar la puerta, es por eso que tarde unos minutos más en salir; Juan Carlos García Castillo sale en penúltimo lugar, después el último grupo y se cierra el zaguán. Al ir a mi salón por mis cosas, veo al maestro correr hacia la puerta de salida de los profesores, se abren las dos puertas del zaguán y veo a mi hijo Abel, montado en su bicicleta a quien toma por la espalda, lo azota contra el suelo, al azotarlo mi hijo cae dentro de la escuela, corro a ayudarlo, pero entra la Profesora Rosa Ma. Loza Arriaga (esposa de Juan Carlos), tomando por el cuello a mi hijo menor, a quien azota varias veces contra la pared; en esos momentos llega una compañera del turno vespertino, Rosalba Gómez Sánchez, salvajemente me jala de los cabellos y me insulta verbalmente, aparece entonces el odontólogo del turno vespertino de la escuela, Dr. Ismael (no sé sus apellidos) y separa a Juan Carlos de mi hijo, para ese momento ya está el director en el lugar y se lleva al médico a la Dirección, de donde regresa rápidamente y se acerca al zaguán a cerrar ¿por qué va a cerrar? Le pregunte, como desquiciado me contesta: “de aquí no sales viva, ni tú, ni tus hijos.”.

 

¡Mis hijos fueron agredidos por los maestros!, le dije, sin que hiciera caso, se dirige a la dirección escolar y tarda entre 5 o 10 minutos aproximadamente, estamos imposibilitados para abandonar la escuela.

 

De repente tocan el zaguán, les abren y entran 6 o 7 elementos de la policía, no recuerdo bien el número, se dirigen hacia a mí y me preguntan angustiados ¿dónde está el agresor? Les conteste, no es un agresor, son dos, ellos son los agredidos, señalándoles a mis hijos.

 

El director quien ya se acercó, se los lleva a la Dirección, tardan más de 10 minutos, luego salen los policías y me dicen que se llevarán a mis hijos, discuto con ellos y les digo: Es que no es justo, también a los maestros llévenselos, ellos agredieron a mis hijos; en eso llega una ambulancia y sacan a Juan Carlos en camilla, con una mancha de sangre en su pantalón (se auto agredió, nunca lo tocaron).

 

Por favor también a ellos llévenselos, le digo a los policías, quienes no me hacen caso, llevándose a mis hijos al ministerio público, a donde me dirijo; al llegar los policías me dicen que me entregarán a mi hijo el menor, que al menos así no me saldrá tan caro, que solo me costará sacar a uno y no a dos, lo que acepté sin tener ninguna asesoría legal. Mi hijo Abel, en su desesperación llamó a un abogado que lo representó, quien pide $30 mil pesos para reparar supuestos daños, en el acta asientan $20 mil; me regresan a mi hijo golpeado y dicen que gracias a que Juan Carlos otorgó el perdón ¿pero perdón de qué?

 

Dos días después me llaman a la Dirección que para integrar un acta informativa, cuyo contenido desconozco; el director, la supervisora escolar Amalia Yolanda Macedo Barrueta y el maestro agresor nos presentamos posteriormente al Jurídico de la Dirección General de Educación Básica, nos atendieron los abogados José Miranda y Jonathan Martínez Ramos, me humillaron, me agredieron y los tres se cuidaron entre ellos, la supervisora al director, el director al maestro Juan Carlos, justificaron que estuvo en un turno que no le corresponde, por ser la primera vez que cubría una ausencia en ese turno (lo que es totalmente falso), señalan que tienen las carpetas de la investigación en la Subdirección Regional y Dirección General y que espere el resultado; a pesar de haber mencionado que enteré al director de las agresiones de Juan Carlos García Castillo desde hace mucho tiempo, sin que hiciera nada al respecto, para defenderse dijo que lo amenace de muerte, que soy de Tejupilco y me tienen miedo, aseguraron los tres que todos los maestros en la investigación, dicen que amenace con matar a sus hijos, lo que no es cierto. Salí devastada de dicha reunión, a pesar de ello y con mi dolor a cuestas, me presenté a laborar al segundo turno de ese jueves de junio, en donde me amenazaron que me van a cesar, sin ser culpable de nada,…”.

 

Las narración refleja que la autoridad debe realizar una investigación de la institución a fondo, las actuaciones devalúan la imagen de la escuela pública (el pasado festival del día del padre, habla por sí mismo y se dará a conocer en próxima entrega), la agresión a la maestra deja en entredicho a la autoridad educativa, que a todas luces actúa de maneja parcial y alejado de la justicia.

 

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