Sin lugar a dudas el proceso electoral para tener representantes en San Lázaro y en los congresos de los estados dejan mucho que desear. Es que no se han visto ni campañas ni debates de altura que permitan a los votantes formarse un amplio criterio para hacerlo valer en el primero de junio del año en curso en las urnas.
Por eso, grupos con intereses mezquinos, como la iniciativa privada aprovechando la coyuntura tratan de “tirar línea” solicitándole a sus trabajadores, vía circulares en las fábricas y demás empresas, razonen su voto descartando al populismo, para afectar a ya saben quien.
Desde hace años, la ciudadanía ya sabe tomar decisiones sabias en torno al tema electoral. Las transiciones registradas en nuestra nación son muestra de ello. Ha dado la oportunidad a personajes que no son emanados del Partido Revolucionario Institucional y si detecta fallas, al tiempo llegado vota por otra opción, luego entonces es en vano que la Iniciativa Privada trate de inducir.
Por eso, el primero de julio, haciendo un balance del trabajo realizado por los políticos, sabrá sufragar. A menos que haya fraude electoral no se podrá ver el voto de castigo, el cual siempre estará latente, vivo para rechazar malas actitudes, enriquecimientos ilícitos, manejo discrecional de partidas presupuestales públicas.
Aunque no se crea, la democracia va avanzando en el país, aunque a paso lento. Esto lo tienen que entender los políticos. Además, en esta era de las redes sociales, ya a nadie se le puede engañar, las entidades de interés público y sus abanderados se ven obligados a llevar a cabo campañas electorales de altura.
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