Al acercase la fecha para que concluya el periodo de las actuales administraciones, las quejas ciudadanas y de los políticos de oposición se hacen más evidentes.
Señalan a los gobiernos por lo que no hicieron y también por las cosas malas que hicieron, que en algunos casos, quizá los menos, derivarán en sanciones mayores, esto una vez que entren las próximas administraciones y se observen las irregularidades.
Y decimos que serán pocos los casos, porque aún persiste el encubrimiento entre políticos, más cuando pertenecen al mismo partido o cuando se tienen que pagar favores.
También la ciudadanía y algunos partidos están muy pendientes de los bonos que se auto recetan los funcionarios públicos, y es que no les vasta sus decorosos sueldos, prestaciones y percepciones “extras”, que les permiten vivir de manera holgada, muy lejos de las personas que viven en las colonias populares.
En Tlalnepantla se ha conformado un grupo de vecinos, bajo la organización política Círculo 264, quienes están pendientes de lo que hace y no hace el ayuntamiento.
La agrupación ha denunciado que el alcalde sustituto, Alfredo Martínez, no se ha destacado en su trabajo y ha mantenido una nómina pesada que absorbe 60 por ciento del presupuesto.
Javier Medrano, dirigente de Círculo 264, ha sostenido que la situación financiera de Tlalnepantla es similar a la que dejó David Sánchez Guevara en Naucalpan, actualmente preso por presunto delito de peculado.
Sostiene que en la Tierra de En Medio persisten vicios de administraciones de antaño, incluso informó que hay denuncias por malos manejos de las finanzas públicas, presentadas ante la Procuraduría General de Justicia del Estado de México (PGJEM) y Órgano Superior de Fiscalización del Estado de México (OSFEM), en contra de las administraciones de Arturo Ugalde, Pablo Basáñez y Alfredo Martínez; sin embargo, dijo, están detenidas, por lo que exigió a los dos organismos estatales a tomar medidas en el asunto, investigar a los presuntos responsables y, de ser el caso, actuar conforme a la ley en contra de los responsables.
“El Cabildo de Naucalpan determinó realizar las auditorías necesarias y una vez que tuvieron resultados, ejercieron la acción y levantaron las actas correspondientes, pero en el caso de Tlalnepantla no ha sucedido nada“, dice el vecino tlalnepantlense.
Asimismo, sostuvo que en el gobierno de Tlalnepantla se practica el caciquismo, donde un círculo muy cerrado se mantiene siempre en el poder.
Llegando a este punto, no se puede dejar de mencionar a Denisse Ugalde Alegría, hija del ex edil Arturo Ugalde Meneses, quien llegó a la administración pública, a través de su padre, quien la nombró presidenta del DIF municipal durante su última administración; posteriormente el PRI, partido al que pertenecen, le ofreció una diputación federal; ahora será la próxima alcaldesa de Tlalenpantla.
Ugalde Alegría tiene mucho que demostrar, primero que está en ese puesto por sus capacidades y no por su familia y sus vínculos políticos; y deben demostrar que su interés es hacia la ciudadanía y no obedece al grupo priista al que pudiera pertenecer.
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