Tiene tiempo ya, de que las autoridades tanto federal como estatal, hablan mucho acerca de las deudas de los ayuntamientos; sin embargo, poco o nada se ha avanzado para solucionar tantos problemas de liquidez que han casi paralizado el quehacer público, motivo por el cual en los ayuntamientos se hace como que se trabaja.
En los ayuntamientos no hay dinero para pagar a la banca social, a la banca comercial, o a los proveedores, lo que está ocasionando todo un caos, ya que de ello depende la economía local y estatal.
O sea, si no hay liquidez por parte de las autoridades municipales, miles de familias no tienen circulante para seguir adelante, para comer, vestir, compra ropa o calzado; pagar renta o dar mantenimiento de la casa-habitación, motivo por el cual hay quien tiene que dedicarse a alguna otra actividad extra para obtener dinero lícito y no dejar que los hogares entre en severa crisis.
Llama la atención que en pleno siglo XXI, de la era de la alta tecnología los ayuntamientos enfrenten serios problemas económicos, que el dinero no les alcance para sacar adelante sus compromisos, lo cual es muy grave, toda vez que de seguir así las cosas se corre el riesgo de llegar al caos social; de entrar en la anarquía total que en otras épocas derivó en revoluciones sociales, y este fenómeno trajo consigo la dictadura para “mantener el orden”.
Ello sucede por la falta de formación, no solo política sino en el quehacer público, por la falta de valores éticos, morales, de honradez, por la falta de capacidad, de ingenio; no es lo mismo hacer grilla que hacer verdadera política con vocación de servicio. Sobre este punto, todas las entidades de interés público tienen la culpa: la derecha, los de centro, la izquierda. No se vale hacer mal uso de los recursos públicos derivados de los impuestos. ¡Hasta cuándo cambiará ese panorama?. El poder es para servir al pueblo, no para servirse a sí mismos
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