Cuando nos vemos atrapados en el tráfico o no nos podemos desplazar por la ciudad por alguna marcha para la mayoría de la población resulta molesto, más cuando las manifestaciones son constantes, a veces diarias.
Sin embargo, las marchas son un reflejo del gran descontento social que hay en el país; los mexicanos no estamos satisfechos con las políticas de Estado que, al parecer de muchos, están siendo impuestas; la población está protestando por los altos niveles de inseguridad, por la pobreza y la marginación, por la desigualdad social, por la falta de oportunidades educativas y de empleo, etcétera.
La sociedad mexicana está cansada de funcionarios corruptos, que se enriquecen a costa del erario público, que compran lujosas propiedades, que abusan de su poder para tener privilegios. Está cansada de políticos insensibles ante la difícil situación que atraviesan la mayoría de las familias mexicanas, ya sea porque algún familiar está desaparecido, porque no se cuentan con los recursos para atender alguna enfermedad, para estudiar o simplemente para alimentarse.
Los programas sociales, más que para apalear estos males, pareciera que son utilizados para que los partidos capte más votantes y garantizar su eterna permanencia en el poder.
Y estas son las razones de las marchas, espacios donde la gente se manifiesta, sin embargo, ahora en el Senado de la República y en la Cámara de Diputados se pretende regularlas en aras de no afectar la movilidad de terceros, de esta forma, el Congreso de la Unión aprobó con 292 votos en favor, 100 en contra y una abstención el dictamen que reforma y adiciona los artículos 11 y 73 de la Constitución en materia de derecho a la movilidad universal y obliga al Estado a garantizar ese ejercicio, lo cual ya ha sido turnado a los senadores.
Esto ha polarizado más el entorno político, pues las modificaciones podrían violentar el derecho a marchar, pues las protestas estarían condicionadas a lo que autoricen las autoridades, quienes de por sí ya acostumbras usar las fuerzas policiacas para aplacar la movilizaciones.
Y aquí habría que hacer un paréntesis para comentar el actuar de los policías, quienes, bajo el argumento de proteger los bienes de terceros, golpean a la gente y hacen arrestos arbitrarios, luego, ya en los ministerios públicos, a las personas se les fincan delitos hasta de crimen organizado. Además, quienes han asistido a una marcha o han visto videos por las redes sociales, sabe que muchas veces los uniformados buscan provocar, insultan a la gente, lo que hace sospechar de las autoridades, pues podrían estar dando esas indicaciones para que las marchas terminen en disturbios, descreditar a los movimientos y justificar leyes que limiten las movilizaciones, como podría ser el caso.
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