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Luis Zamora Calzada

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Hay muchos trabajadores en las escuelas públicas, con un nombramiento de plaza docente que no “enseñan”, no hacen docencia; sin calidad moral se han prestado por convenir a sus intereses ser reparte despensas, hacer proselitismo partidista, dejar sin remordimiento alguno a sus alumnos sin clases, no interesarles la educación de los estudiantes, con sus actuaciones denigran la imagen del maestro por recibir canonjías y migajas de poder que ejercen en plazas directivas, de supervisión entre otros que obtienen como pago sin merecerlo, lamentablemente los buenos maestros no denuncian estas asignaciones ilegales, por los miedos impuestos.

Un distinguido maestro de gran calidad moral de nuestra entidad, en referencia al tema identifica una enseñanza con miedo, presente en las aulas; por la calidad de sus afirmaciones, se transcribe el primero de tres textos para una mayor comprensión:

“Los maestros como cualquier otro ser humano enfrenta sus propios problemas de todo tipo: económicos, de salud, sentimentales, etc., pero cuando llega a la escuela debe dejar en la entrada el desánimo, la frustración, la angustia, el miedo, pues tiene que provocar en sus alumnos entusiasmo por aprender, por vivir días distintos a partir de experimentar diferentes formas de apropiarse de nuevos conocimientos, ver en el otro posibilidades de dialogo y convivencia.

Tiene que encargar sus problemas porque al entrar en el aula está consciente de que no solo hay que enseñar al que no sabe, sino también al que no quiere, al valiente, al intrépido, al indisciplinado y al callado; al lento para aprender y al inquieto. Las madres y padres de familia van y depositan en la escuela a sus hijos para que se eduquen y aprendan, no se preguntan cómo, con qué, exigen resultados, pocas veces colaboran. Los padres de familia son ajenos a lo que el maestro enfrenta.

Las madres y padres de familia no saben que los maestros están presionados por las autoridades educativas, por la burocracia que les ordena llenar formatos y formatos con información que duplica, que no tiene sentido, que se desconoce su utilidad, todo es para ayer, y entonces el tiempo que tiene destinado para enseñar a sus alumnos se reduce por la carga administrativa que lo agota y desanima e involuntariamente está limitando el derecho de los niños a aprender, incumple con lo que en derecho les corresponde a los educandos para apropiarse del conocimiento o desarrollar competencias, les está robando su tiempo, más no es culpable.

Las madres y padres de familia ignoran que el maestro al igual que ellos tienen necesidades de un crédito, una casa, un servicio de salud y que su gestor es el sindicato, sus dirigentes, que directa o indirectamente le tienen amenazado si no cumple con el proselitismo que debe realizar para que sus líderes sean diputados o presidentes municipales o para que sus representantes escalen puestos, tienen que emplear tiempo laborable para cumplir la encomienda pues es a los padres de familia a quienes tiene que convencer a votar por tal o cual persona o partido y se trastoca la libertad y dignidad del maestro, con cinismo le dicen: aquí, así son las cosas, tienes que colaborar ““institucionalmente”” con nuestro sindicato, nuestro partido, nuestro gobierno.

Con miedo a la burocracia, con miedo al sindicato, con miedo a la autoridad inmediata, todos los días que asiste a la escuela tiene que enfrentar la realidad del aula y de la institución en donde está su fuente de trabajo.

Ya en el salón de clases es exigido por los alumnos, le preocupa que no aprendan, que no hagan la tarea, que les falten los materiales para aprender, que reprueben, que sus padres no colaboren con la escuela; es exigido por los educandos porque no los puede dejar a la deriva; esas preocupaciones, esas angustias se traducen también en miedos.

Parece que fuimos educados en el miedo, la obediencia, la sumisión, y el modelo sigue reproduciéndose en las escuelas, el miedo, la obediencia, la sumisión se aprenden como se aprenden los valores como la libertad, la solidaridad, la disciplina, la honestidad, la democracia. Los maestros hoy en día están enseñando con miedo”.

Usted amable lector y en particular los maestros, ¿qué opinan al respecto?.

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